El turno de noche de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria lo componen una treintena de agentes que se reparten la vigilancia y control de los cien kilómetros cuadrados del municipio para atender las más de cien llamadas que recibe el 092 cada noche del fin de semana. Aunque la Policía Nacional también despliega sus patrullas cada noche, la guardia urbana, además de la seguridad, se ocupa del controlar el tráfico, los ruidos, botellones, cierre de locales y hasta del menudeo de drogas. Precisamente el ruido (el 80% de las llamadas son para denunciar estas molestias), y en menor media las peleas, son los dos grandes problemas a los que se enfrentan estos agentes municipales cada viernes y sábado, unos fines de semana cada vez más despoblados de noctámbulos debido a la crisis económica. Este es el relato de una noche de viernes de patrulla con el turno de noche de la Policía Local.

22.50El Grupo de Espectáculos (Grupe) de la Policía Local es uno de los más madrugadores del turno de noche. Recogen el sonómetro en la Jefatura de Miller Bajo y acuden al lugar de la cita. Una vecina del callejón de Lagunetas ha denunciado de nuevo los ruidos de las terrazas que se aglomeran en sus apenas cien metros cuadrados. Los dos agentes del Grupe montan el sonómetro en una de las ventanas de la vivienda, un segundo piso. A pesar del doble ventanal, el murmullo de voces y arrastre de mesas es más que notorio dentro de la casa. "Hasta las dos de la mañana, cuando recogen esto es un infierno", dice la denunciante, que invita a café o a agua a los agentes, a los que ya conoce por sus numerosas quejas. "Desde 2008 lo estamos denunciando, en este poco espacio se juntaron cuatro terrazas y esto no es vida". La medición acaba. Hoy no es muy alta. "Cuando la última noche en blanco sí que fue horrible", alega la mujer. "A las dos volveremos a hacer la segunda medición cuando la actividad ya no esté abierta", dice el agente del Grupe. "Ahora hacemos más mediciones porque somos la única unidad de ruido, antes había dos", explica otro compañero del Grupe, "lo que más se denuncia son los ruidos de las terrazas y las de los estudiantes de Erasmus, que hacen fiestas casi todos los días". El Grupe es la unidad más temida por los empresarios nocturnos porque son los que pueden cerrarles el local. "Generalmente hablamos con los dueños antes de sancionar y suelen corregir el defecto que tengan", dicen.

0.05 El subinspector Eduardo es el jefe del turno de noche de este viernes. Junto al agente Moisés recorre la ciudad supervisando los servicios a los que acuden los hombres a su servicio. "Hay un código 7 de PT en Jinámar", avisa Moisés a su superior tras escucharlo por la emisora. "Eso es un accidente en una carretera de la Guardia Civil", explica Eduardo. Tras comprobar que no hace falta apoyo, el subinspector acude a visitar a una de las unidades del GOIA, halcón en la jerga de la policía. Varios agentes de esta unidad especial antidisturbios vigilan el desalojo de una fiesta universitaria en el Campus de Tafira, junto a El Zurbarán. "La fiesta tenía que haber acabado a la una pero se suspendió desde las 23.00 por las peleas", le dice el jefe de la unidad halcón al subinspector. "Había más de 5.000 chicos bebiendo desde las 12, nosotros llegamos a las 19.00 y ya hemos visto un montón de peleas, las ambulancias han tenido que llevarse a un par de ellos también por comas etílicos", explica un agente. Mientras los veinteañeros desfilan por la carretera pisando un mar de vasos de plástico tirados, llega un mensaje de la seguridad privada del Campus de posibles actos vandálicos en El Zurbarán. Antes de irse, un chico se acerca a los agentes. "¿Le pueden hacer la prueba de alcoholemia a la chica antes de coger el coche?"

1.20 En la emisora salta un "código 700 negro" en la calle Gordillo de La Isleta. El subinspector Eduardo, de vuelta tras comprobar que la llamada de El Zurbarán era una falsa alarma, se dirige junto con Moisés al lugar. Una patrulla de la unidad nocturna ya ha llegado y retiene en su coche a un sospechoso. Los empleados de una cafetería lo señalan como el autor de la rotura del cristal de un portal con la supuesta intención de robar. Reencuentro con los agentes del Grupe que se encontraban por la zona y dieron la alarma. "Abriremos diligencias y luego entregaremos el sospechoso a la Policía Nacional para que ellos se encarguen de ponerlo a disposición de la Justicia", afirma Eduardo.

2.05 La Unidad Especial acaba su turno y da novedades al subinspector. "Estábamos vigilando la entrada a un bar donde había movimientos que nos parecían sospechosos pero no hemos cogido a nadie, habrá que volver otra noche". El jefe de esta unidad que se encarga de erradicar el trapicheo de drogas lleva más de diez años dedicando horas y horas de sus noches a vigilar desde coches o furgones las ventas de drogas a pequeña escala. "Es una tarea muy tediosa, hay que tener mucho aguante o que te guste", dice. Estos policías van de paisano ya que por su labor de vigilancia no deben de levantar sospechas y aseguran que su labor no choca con la de otras policías. "En todos los años que llevo aquí, jamás he visto a un policía nacional, ellos sólo se dedican a los grandes alijos".

3.25 El grupo de Atestados se encuentra apostado en la calle Mas de Gaminde a la espera de hacer la prueba con el etilómetro a algún conductor sospechoso de haber bebido. "El aspecto físico del conductor es el que nos da indicios de que puede haber bebido, la cara, los reflejos, la conducción... la experiencia también ayuda mucho", dice el agente de Atestados. La Policía Local usa para estos controles la tecnología más moderna que les proporciona la Dirección General de Tráfico (DGT) al cederles una unidad móvil con la que realizar mediciones y denuncias. "Son acuerdos entre el Ayuntamiento y la DGT", esclarece el subinspector Eduardo.

4.20 Llegan las peores horas. "Es cuando sale todo el mundo de las discotecas y ya van bastante cargados", advierte Eduardo. Pocos minutos tarda en hacerse real su previsión. Por la emisora salta una alerta por pelea grave en la puerta de una discoteca de la calle Secretario Artiles. Hay una docena de implicados en el altercado así que se moviliza a casi todo el turno y se da orden de actuar al mismo tiempo. Cinco coches patrulla cercan la calle por sus tres flancos. De repente, carreras y huidas a toda prisa. Algunos parecen extranjeros sin residencia legal y prefieren escapar a tomarse la justicia por su mano. "Al final no pudimos detener a nadie porque salieron volando", dice Eduardo. Cuando llegan las 6.00, el subinspector empieza a preparar el relevo. En el parte de novedades sólo consta la detención de La Isleta. "Están siendo noches muy tranquilas, desde que empezó la crisis se nota mucha menos gente en la calle los fines de semana y eso, al fin y al cabo, es más seguridad".