El acusado de maltratar y asesinar a su exmujer en junio de 2009 en un centro comercial de Hoya de la Plata, en la capital grancanaria, actuó de forma "rápida, sorpresiva y con gran violencia", según han señalado los forenses, que han dicho que su voluntad no estaba afectada.

Los médicos forenses, en la tercera sesión del juicio con tribunal jurado que se sigue en la Audiencia de Las Palmas, después de que la de ayer se suspendiera porque el acusado protagonizó un intento de suicidio en la prisión, han explicado que la víctima recibió el primer ataque por la espalda y que, en total, presentaba nueve puñaladas, dos de ellas por encima del corazón y "mortales de necesidad".

Según los dos médicos, tras recibir las dos primeras puñaladas puede que la víctima intentara darse la vuelta y, en ese momento, fue cuando el acusado intentó degollarla, pues la víctima presenta también un corte en el cuello, largo pero no profundo.

A juicio de los forenses, la víctima trató de defenderse, y a ello obedecen los cortes del brazo y la mano izquierda.

Para los forenses, las lesiones de la víctima eran "certeras y directas, y muy profundas". En una de las que recibió por la espalda, el acusado le clavó los 40 centímetros de hoja del cuchillo de cocina que empleó en su agresión, aunque en este caso no alcanzó ninguna víscera.

Los peritos que practicaron la prueba pericial psiquiátrica del acusado han manifestado al tribunal que la capacidad volitiva y cognitiva del procesado no estaba afectada, pese a que tenía diagnosticado un "trastorno depresivo recurrente", y han explicado que el motivo de que no recuerde nada del momento de la agresión puede deberse a que no quiere explicar los hechos.

Según los peritos, en el acusado no se halló ningún criterio médico que fundamente una amnesia y, además, el hecho de que presente algunos recuerdos sobre lo ocurrido apuntan a que se trata de una simulación.

Una cuestión que no ha compartido la psiquiatra de la Unidad de Salud Mental del Lasso, que había tratado desde 2004 al procesado, primero por un trastorno depresivo recurrente que después presentó síntomas psicóticos", pues no cree que su paciente simule la amnesia.

En opinión de la psiquiatra, el acusado sufre una amnesia psicógena transitoria que se presentó tras su agresión.

Los médicos forenses también han informado de que las pastillas que el acusado dijo que se había tomado el día de la agresión, el 15 de junio de 2009, las ingirió después y no antes de que estos se produjeran, y solo fue un intento de llamar la atención, al igual que el episodio de ayer en la prisión.

El acusado ayer alertó al médico de la prisión de que había ingerido tranquilizantes y pastillas para la tensión y el corazón, pero en el examen que se le efectuó se le apreció "un ritmo normal", y pudo mantener una conversación con la forense, aunque estaba un poco adormilado, pues puede que las medicinas que se tomó fueran ansiolíticos, según ha explicado la facultativa.

El procesado fue examinado hoy de nuevo por tres médicos forenses, al poco tiempo de iniciarse la vista y a petición de su abogado, que coincidieron en que respondía a estímulos y estaba en condiciones de atender y comprender lo que sucedía en el juicio, según ha explicado la magistrada Pilar Parejo.

El acusado se enfrenta a una condena de 20 años de prisión por el delito de asesinato y a tres años por el de maltrato, según la pena que solicita la fiscal de violencia de género Beatriz Sánchez.

La acusación particular pide una pena de 25 años de prisión por entender que hubo ensañamiento, mientras que las acusaciones ejercidas por las administraciones, por ser un caso de violencia de género, coinciden con los planteamientos de la Fiscalía.

La defensa, ejercida por Francisco Mazorra, en su calificación inicial reclamaba la absolución del acusado por entender que no era consciente de lo que hacía en ese momento, o, en todo caso, una pena de 6 años de cárcel por un delito de homicidio al concurrir como atenuante el hecho de que se entregó a la Policía.

La vista está previsto que concluya hoy para que después comience a deliberar el jurado, una vez se le entregue el objeto del veredicto.