"¡Qué maravilla, que maravilla, qué maravilla el amor de Jesús!". Este verso, entonado al compás del estribillo de la cabecera del programa Tenderete resonó ayer en el Pabellón de la Vega de San José, ante un numeroso público de fieles evangelistas, reunidos allí para celebrar su segundo congreso regional. La música es fundamental en este culto protestante que hunde sus raíces en Lutero y que hoy ya tiene unos 15.000 integrantes en las Islas y 1,5 millones en todo el país. "Tengo el corazón alegre, como el pajarillo, que si no canta, se muere", continuaba más tarde la Parranda Predicadora Tenerife, que dio lo mejor de sí para dar el pistoletazo de salida a tres días de encuentro, bajo el lema "Sembrando esperanza".

"Puede sonar extraño, pero nosotros no hacemos nada por extender la Iglesia Evangélica, todo lo hace Dios", señalaba Philippe Chevalley, presidente del Consejo Evangélico de Canarias, un suizo ataviado con vestimenta típica de Tenerife, director de la Parranda y autor de las adaptaciones para el culto de piezas del repertorio folclórico isleño. Chevalley destacaba el compromiso social de los evangélicos, no sólo en lo referente al reparto de comida entre los más necesitados, sino en el soporte espiritual que prestan, por ejemplo, a los enfermos de los hospitales canarios. "Hemos visto cómo ha crecido nuestra congregación, que ha pasado de 50 a 170 centros en las Islas", agregaba. Entre el público, fieles de todas las edades y de distintas nacionalidades. "Estamos en todas las áreas de la sociedad y a todos nos une un mismo fin, que es el de las escrituras, las enseñanzas de la Biblia", agregaba el presidente del Consejo Evangélico de Canarias.

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