El esfuerzo prolongado del personal técnico y de producción del festival Ciudad de las Músicas, que tuvo su estreno el pasado viernes y sábado en Santa Catalina, en dos jornadas de conciertos, no fue suficiente para combatir los nocivos efectos de una lluvia intensa y el viento racheado. Con el escenario uno anegado, donde la Perinké Big Band no pudo completar su set por razones de seguridad, y el dos como único bastión para los conciertos, la puesta de largo de Ciudad de las Músicas se convirtió en un infructuoso combate contra los elementos, que parecían cebarse contra todo justo en el Día de Santa Cecilia, patrona de los músicos.

Solo el Escenario Miller, el reservado a deejays de distinto signo, pudo desarrollar el sábado la programación sin sobresaltos. Eso si, con una densidad de público que encontraba en la nave el refugio de un sábado que desde las 22.30 horas se reviró terriblemente en términos meteorológicos. En Miller, la fiesta fue generosa con OswaldoH, D. WattsRiot y los alemanes de Schlachthofbronx. Fuera, la imagen era la de un parque desierto donde sólo permanecían un puñado de valientes, que entre paraguas e impermeables esperaban que arreciara el aguacero mientras los daneses de Reptile Youth hacían, como el tiempo les dejaba, las pruebas de sonido.

Era casi medianoche, y una vez que parecía que todo se normalizaba de manera relativa, arrancó el concierto con escaso público [la mayoría buscó refugio lejos de Santa Catalina] y que apenas permitió que el grupo interpretara tres o cuatro temas a lo sumo. El agua otra vez, y por razones obvias, se optó por cancelar este concierto y los de La Canalla y El Vega. Un diez por Reptile Youth y los técnicos que los secundaron hasta que fue imposible continuar.