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Entrevista. Profesor de Sociología

Pedro J. Cabrera: "Las políticas sociales ahora se ven como gasto y no como una inversión"

¿Podría resumir el contenido de su charla?

He hablado sobre la evolución histórica de la actuación en relación a personas sin hogar, remontándome al origen de la asistencia social a pobres que comienza en el siglo XVI, apoyándome en el libro de Juan Luis Vives, El socorro de los pobres y viendo cómo algunos retos que él tenía en mente siguen estando presentes.

¿Cómo por ejemplo?

Pues por ejemplo cómo ordenar la beneficencia pública y beneficencia privada, o cómo hacer que prime la atención de la responsabilidad pública y, a partir de ahí, se pueda llevar una gestión eficaz de recursos, medios y dinero que siempre son escasos. Y cómo hacerlo, de tal modo que el problema deje de ser una realidad permanente inevitable, sino que pueda reducirse y idealmente acabar desapareciendo.

¿Cómo ha sido esa evolución?

Las últimas estadísticas de Europa hablan, aunque hay muchísimos matices, de una mayor presencia de jóvenes que han roto sus vínculos familiares y tienen dificultad en el mercado de trabajo por la crisis. Hay mayor presencia de mujeres, también tras detectarse que es algo que puede estar vinculado a una pertenencia étnica concreta. Eso sería un poco lo más llamativo. Pero no solo cambian ellos, cambian también las instituciones de ayuda, nuestra forma de dedicarnos al tema. Fundamentalmente han sido siempre actuaciones vinculadas a organizaciones religiosas y hoy en día cada vez tiene más protagonismo, además de la Administración Pública, la sociedad civil no confesional. La participación de las empresas también está creciendo lentamente y creo que eso es importante porque los actores que se implican pueden ser múltiples.

¿Cree que las actuales políticas sociales son suficientes?

Claro que no, entre otras cosas porque no son prioritarias. En este momento hay crisis y se concibe la política social como una política de gastos y no de inversión, cuando es un error. Yo creo que hay se produce un derroche de recursos que pueden ser empleados perfectamente y sería bueno.

Usted ha empleado antes la expresión administradores de miseria.

Sí, porque los presupuestos de estos departamentos suelen ser muy escasos y en ese sentido la gente ve una situación de mucha dificultad y no es que lo diga yo, son los datos que emergen de la última encuesta del INE sobre lo que cuesta mantener estos centros y lo que nos gastamos como país en la atención a las 23.000 personas que más o menos en aquella época eran 19 euros por persona y vida, para todo. Es muy poco y con lo cual, en el mejor de los casos, te toca administrar miseria. ¿Cómo alargar esos 19 euros de manera que den para todo?

¿Quiénes no se implican?

Pues por ejemplo en la Administración Pública es muy difícil coordinar a los distintos departamentos. Que colabore no solo la concejalía específica, de Asuntos Sociales, sino también Urbanismo, Interior, Medio Ambiente, Vivienda, Sanidad... sería lo ideal.

Menciona las viviendas vacías que hay actualmente en el país. ¿Podrían utilizarse para trabajar con estas personas?

Se podrían aprovechar como compensación a los propietarios, destinándolos a un uso social y con un alquiler adecuado y mediando en la relación entre los programas de intervención social y los propietarios, que a veces son públicos. Yo creo que se podría intentar y de hecho se ha intentado en muchos lugares. Pero con todo, no es la solución la vivienda sino la manera de entender el problema.

¿Se refiere a lo que ha dicho de tratar a estas personas como sujetos activos?

Hay un problema que a mí me parece que es muy importante que es que cuando convertimos al otro en un objeto, en vez de un sujeto activo, un ser humano, desaparece la posibilidad de llegar a una solución que nos transforme como sociedad. Porque si el otro es un objeto que desplazo me basta con mandar una furgoneta y quitarlo de la calle. Si la situación de personas de exclusión residencial la tomo como una ocasión para transformar una sociedad que ha generado una enorme desigualdad en cuanto a la posibilidad de vivir una vida digna, donde muchísimos estamos perfectamente instalados y hay pequeñas minorías que no tienen acceso a los millones de viviendas que en nuestro país se encuentran vacías, tenemos que tratar el tema desde una visión más amplia o más transformadora. Esto significa ir más allá de las problemáticas individuales, que también hay que tener presentes, para tratar de incorporar a muchos actores que ahora mismo no se implican.

¿Cómo ve el futuro?

Eso depende de nosotros. De ti, de mí, de los gobiernos y de la evolución de esta crisis.

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