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Agosto en la capital Clásicos de Las Canteras

"Antes no existía la costumbre de tomar una cerveza en las terrazas de la playa"

"En mi restaurante comían muchos obreros y surferos, algunos hasta se casaban aquí", señala Antonio Rodríguez, dueño del restaurante Ca' Ñoño

Antonio Rodríguez, 'Ñoño', ayer en el paseo de Las Canteras. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cuáles son sus primeros recuerdos en esta playa?

No existía Las Canteras, en esa época esto era todo de tierra. Las pocas casas que había eran todas terreras y la zona del Auditorio estaba llena de fábricas, este barrio siempre fue muy obrero. Entonces los que venían eran surferos o trabajadores de la zona.

¿Qué es lo mejor y lo peor de Las Canteras?

La verdad es que no me puedo quejar, en muy poco tiempo lo han cambiado todo pero lo han dejado todo muy bien, el Ayuntamiento lo cuida mucho, le han dado vida a la zona. El año pasado vi a un hombre dar la vuelta al edificio donde está mi local varias veces, su cara me sonaba mucho así le dije que se acercara, cuando le pregunté qué estaba buscando me explicó que el nació en la zona pero que llevaba casi 20 años en Lanzarote. No conseguía reconocer ninguna calle ni ningún edificio.

¿Cuánto tiempo llevan con su negocio en el paseo?

Sobre cuarenta y pico años. Mi padre tenía una tasquita donde servíamos copillas , o traíamos bizcocho o algo de aceitunas, quesos, sardinas en lata... Entonces empezó todo.

¿Cómo se pasa del césped a la arena?

Bueno, el bar antes lo llevaba mi padre. Tras jugar en la Península volví y me afinque aquí definitivamente y lo cogí yo junto a mi mujer, le dimos otra forma. Este local de dos plantas tiene 16 o 17 años, toda la vida hemos trabajado en el que está al lado, el chico.

¿Cuál es la mejor estación y hora del día?

En verano se trabaja muy bien, sea la hora que sea siempre hay mucha gente, lleno hasta la noche. Lo que pasa es que el invierno nos coge de frente y la lluvia nos fastidia muchas veces.

¿Se ha notado el crecimiento del turismo?

La mayoría de clientes son de aquí pero también son muchos los extranjeros que ven papas arrugadas en las mesas y se acercan. Hace 20 años o cosa así había un alemán, de esos corpulentos de metro noventa, que solía venir a tomarse una cervecita o un ron. Una vez vio a un señor comiendo un potaje con gofio y le llamó la atención, le dije que ese era un plato muy pesado pero él se lo comió todo. Al terminar se fue y casi vomita de lo lleno que estaba, iba eructando por el paseo. Volvió muchas veces al bar pero ya no pidió el potaje.

¿Cómo se vive la modernización de esta playa?

Nosotros recibíamos las cosas como venían, es muy distinto. Antes venían las familias en los coches pedían las cervezas y los bocadillos de calamares y se ponían a comer en el capó del coche. No había costumbre de sentarse en una terraza y tomarse una cerveza para relajarse. Cuando sonaban las sirenas de las fábricas los obreros hacían cadenas para pasar los bocadillos porque no podían acercarse todos a la barra. También comían aquí muchos surferos, hasta se casaban aquí.

¿El mejor recuerdo?

No sé si el mejor pero recuerdo cuando batimos el récord de bocadillos, en un día 3.500 de calamares. Había una competición de lucha aquí en la ciudad y todos los participantes vinieron a comer aquí. ¡Cada uno se comía como diez bocadillos!

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