¿Qué significa Las Canteras para usted?
Para mi esta playa ha sido toda mi vida y para todos mis hijos. Nacía a 50 metros, crecí a 50 metros y moriré a 50 metros. De hecho ya con dos meses, mis padres me tenían sobre una toalla en la arena mientras mis hermanas se bañaban. Si yo no miro todos los días a Las Canteras, yo no vivo.
¿En que estación del año le gusta más disfrutar de esta playa?
En mi época no nos bañábamos hasta el primer día de verano. Desde entonces ya no salíamos, ni por la mañana ni por tarde, estábamos todo el santo día en el agua, nadando a la barra o cogiendo pulpos. Desde el mes de junio, cuando empezaba el sol, hasta enero o febrero, cuando llegaba la lluvia, no había ni una nube ni nada de nada.
¿Qué problema encuentra en la playa actualmente?
En Las Canteras hay amontonada arena con la que se podrían hacer otras 15 playas. Toda esa arena es sobrante, podrían sacarla y dejar la playa diáfana como antes porque ahora no tiene encanto ninguno, no queda ni la sombra de lo que fue mi playa de Las canteras. Aquí hay mucho enterado, entra político tras político y ninguno de ellos vivieron el verdadero momento de este lugar. Además, antes no se ensuciaba la playa, muchísimas familias iban a hacer asaderos por la noche pero cuando se marchaban lo recogían todo. Hoy la cantidad de barrenderos y recursos que hay que invertir cada día para mantener esa playa es una barbaridad.
¿Cuál es su mejor recuerdo en esta playa?
Son muchos años pero probablemente uno de los mejores recuerdos sea los días de verano. Nosotros éramos una pandilla de amigos, nos íbamos todos a la barra andando para hacer asaderos. Mi primo se quedaba en tierra porque no sabía nadar, nos llevábamos un brasero, que se lo quitábamos a mi madre, carbón, y vino a bocados. Montábamos tremendos asaderos a base de pulpos y todo lo que pescábamos por allí. Después volvíamos a tierra en la chalana y al saltar a la orilla se nos iba al agua el brasero y todo. Un día hasta le pedí unas cajas de coñac a don Manuel Díaz Casanova. Nosotros no salíamos nunca de la playa, incluso boxeábamos allí, por las tardes cualquiera pasaba y veía a chiquillos con guantes que no sabían boxear, sólo nos dábamos leña por todos lados.
¿Cómo sienta saber que al muro Marrero, en la Playa Chica, toma el nombre de su familia?
Puedo decir que soy el legítimo heredero del primer asentamiento aquí en Las Canteras. La pena que me queda es que no se sepa la verdad de cómo se creo la playa de Las Canteras, a quién debe su nombre... Mi abuelo fue el primero que se asentó aquí, pidió una concesión en Tenerife y comenzó a fabricar barcos de dos puntillas en lo que por entonces se llamaba playa del Arrecife. También se encargó de la explotación de la barra y de ahí se extrajo piedra para la iglesia de Arucas
¿Qué actividad que realizaba en la playa es la que más extraña?
Echo mucho de menos poder ir a pescar con mi barquito. Por aquel entonces éramos cuatro gatos los que íbamos a pescar los hermanos Momo, los pescadores de La Puntilla y poco más. De todo lo que pescaba me quedaba con una pequeña parte y regalaba el resto a los vecinos de la zona.
¿A qué personajes recuerda de aquella época dorada en la zona?
Personajes sobresalientes que pueda recordar, muy pocos: Manolo Padorno, Martín Chirino o Isaac Godoy. También había algunas familias, nosotros los Marrero, los Arzola, los Navarro y los Roca, que venían a veranear. Hay muchos reivindicadores que no saben ni donde está la Peña del Pico.
A pesar de todo, ¿sigue creyendo que es la mejor playa de la Isla?
No cabe duda. Porque es un acceso a mar abierto y el agua que entra es limpia. En Fuerteventura hay playas que se llevan a Las Canteras por delante pero la belleza que tiene es esa barra, aunque le falte un trozo que fue el explotado por mi abuelo.
