Más cuerpo -gracias a una mayor cantidad de extracto seco o grano para su elaboración-, menos gas, entre 5,70 y seis grados de alcohol, espuma cremosa y consistente y aspecto brillante. Así es la cerveza especial que se ha preparado en la fábrica de Mahou San Miguel para la tercera edición del Oktoberfest que arrancó ayer en Vegueta. Hasta mañana, el espíritu bávaro ha vuelto a transformar las calles del centenario barrio capitalino, donde de nuevo la esperada bebida dorada es la protagonista. Basta solo con echar una primera oteada para darse cuenta de que entre platos de salchichas y chuletas de Sajonia, son las jarras bien cargadas las que presiden las mesas repartidas a lo largo del empedrado urbano.

El ir y venir de los camareros ataviados para la ocasión con trajes de inspiración alemana marca el ritmo de la jornada. Poco a poco, la calle Obispo Codina congrega a más personas dispuestas a disfrutar de una tradición importada desde tierras germanas. El motivo no es otro de que es ahí, en esa vía, frente al Te Lo Dije Pérez, donde da comienzo de manera oficial el evento. Bajo un arco azul y blanco, el encargado de dar el pistoletazo de salida, esta vez, es el propietario del citado establecimiento y precursor de esta iniciativa, Ramón Sainz- Rozas. Tres golpes de martillo son suficientes para abrir el barril del que se sirven la primera de las 50 jarras de un litro que saldrán de él. Si bien hay otros 6.000 más de esta edición especial.

Entre los que no se van a perder esta cerveza se encuentra Ricardo Puig, un "fijo" del Oktoberfest que se celebra en Vegueta. "El de Alemania es mi asignatura pendiente", asegura entre risas mientras sostiene el enorme vaso en el que tiene intención de degustar el caldo. "Esto lo hago todos los años", se refiere a lo de alquilar la jarra de un litro y a lo de guardar los primeros tiques de compra de cada edición. Esta vez, además, se ha presentado en el local que regenta Sainz cargado con un pan que él mismo ha hecho con cerveza negra. "Los hago también con guarapo", explica este artesano panadero que trabaja por encargo. No obstante, ayer fue un día de disfrute de una iniciativa que, para él, "está genial".

El mismo punto de vista que Puig comparten Javi Saavedra Marichal, Belén Ojeda de la Cruz y Fayna de la Cruz Marichal. "Todo lo que implique tomar cerveza es bueno", bromean los tres majoreros que participarán del encuentro bávaro en el corazón de Vegueta hasta que el cuerpo aguante. Y es que para los jóve-nes, que acuden por primera vez al Oktoberfest de la capital, esta es una oportunidad para hacer "algo diferente" durante el fin de semana, así como para que se di- namice la actividad comercial de la zona.

Por lo pronto, la previsión de la Asociación Vegueta Ocio y Restauración (Avor), organizadora del evento, es que unas 25.000 personas pasen por el casco antiguo de la ciudad, donde los locales han cambiado el mobiliario de sus terrazas por las típicas tablas de madera y bancos largos, para ambientar el centenario barrio al estilo de esta fiesta alemana que data de 1810. Hasta mañana, quienes lo deseen podrán imbuirse de la cultura bávara en las calles Obispo Codina, Mesa de León, Armas, La Pelota, Herrería y Mendizábal. Para ello, se dispone de 12.000 litros de la auténtica cerveza del Oktoberfest y las cervezas alemanas Köning Ludwig y Warsteiner, para degustar y brindar.