La normalidad fue el mensaje principal que se ofrecía ayer desde el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria después de la nueva tromba de agua que a primera hora de la mañana, exactamente desde las 07.50 horas hasta las 10.45 horas, dejaba más de 40 litros por metro cuadrado en La Isleta y en Guanarteme, y más de 30 litros en otros puntos de la capital.

Esta situación de normalidad que resaltaba la Corporación, que se fue recuperando horas después de las fuertes precipitaciones, venía acompañada con la nueva alerta decretada ante la previsión de un posible palo de agua durante la madrugada y de otro por la mañana de este viernes.

La concejala de Seguridad y de Cultura, Encarna Galván, informó que ordenaron las medidas preventivas, como la situación de alerta máxima, así como la suspensión de las clases en Guarderías y en centros de Primaria y Secundaria.

Más de medio millar de personas están de nuevo desde ayer en alerta, entre los 400 efectivos de las áreas de Limpieza, Parques y Jardines, entre otros; y unos 220, entre policías y bomberos locales, y miembros de Protección Civil, como informó ayer tarde la concejala, acompañada por el comisario principal, Javier Henríquez, y el jefe de los bomberos, Tomás Duque.

Para esta situación de alerta, las plantillas de bomberos y de la Policía Local, entre otros departamentos, prolongaron ayer sus turnos y horas de trabajo, y en situación de servicio extraordinario para estar bien preparados y hacer frente a lo que pudiera pasar.

En relación a otra medida tomada ayer por el Ayuntamiento capitalino, cabe destacar el cierre peatonal y rodado por el acceso a El Confital, por el estado en el que quedó tras las precipitaciones de ayer y por el peligro de caída de piedras.

Respecto a la puesta en marcha o no de todas las medidas preventivas que requieren este tipo de hechos, fuentes municipales indicaron que "se prefiere aplicarlas y que no pase nada, aunque haya solajero en vez de una tormenta, aun cuando los ciudadanos protesten por ello, antes que ocurran graves incidentes, daños personales y materiales, y que los efectivos de seguridad y emergencias no estuviesen reforzados y en alerta".

Al margen de la normalidad recuperada y de la situación de alerta, quedó ayer un largo listado de incidencias en la ciudad por las fuertes lluvias, como también ocurrió el pasado martes. "Lo más importante es que no hubo daños personales. Eso es lo que hay que poner en valor en una situación como ésta", resaltó la edil Encarna Galván.

Sobre ese listado de incidencias, algunos destacan más que otros, dependiendo del número de afectados, y del punto de vista. Los bomberos, el personal de Emalsa y de Protección Civil continuaban anoche trabajando en el achique de agua de los aparcamientos de los dos edificios residenciales Reina Mercedes, en el barrio del Pilar, que se inundaron el miércoles.

Otro incidente relevante es la inundación que se registró en los almacenes generales que tiene el Ayuntamiento en la urbanización industrial de Las Torres, justo encima del tanatorio de San Miguel. Allí, el agua supera el metro de altura. Entre sus paredes se encuentra numeroso material de fiestas y de Carnaval, así como numerosa documentación y planos -en papel- de proyectos e información municipal.

Cabe resaltar también, cómo no, los graves e importantes daños que se registraron en el colegio público Europa, que se encuentra en el Valle de Jinámar, en suelo capitalino, y en la linde con el municipio de Telde. La obstrucción de la canalización existente bajo el colegio provocó que una gran masa de agua se saliera de la misma, rompiera dos muros e inundara gran parte del edificio.

La concejalía de Educación y la Viceconsejería de Educación del Gobierno de Canarias pretenden hoy debatir y decidir en qué colegio continuarán el curso escolar los 300 niños del Europa. El otro gran tema será la rehabilitación del centro, supuestamente dañado también en sus estructuras. Esto llevará su tiempo -semanas o meses-. Es el momento de las valoraciones y estudios. De momento, el cierre es indeterminado.

Hablamos ahora de otro cierre, también relevante. Nos referimos al del primer túnel de La Laja, según se circula en dirección sur, llamado Adolfo Cañas, que tuvo que ser cerrado al tráfico por la mañana por las fuertes precipitaciones. Lógicamente, fue motivo de grandes colas de vehículos, de malestar para cientos de conductores, así como un trastorno para los que pretendían tomar la salida sur de la capital. La gran mayoría tuvo que retroceder y buscar un acceso a la circunvalación capitalina, fuese por Pedro Hidalgo o por el túnel de San José, para volver a tomar la carretera GC-1.

Otro incidente importante, fueron los dos cierres que hubo ayer del túnel de Julio Luengo por las inundaciones. Este hecho fue el otro causante de más retenciones y de trastornos de tráfico.

Cabe señalar también ese larga serie de indicentes, que parecen menos relevantes, pero que también tienen que ser solucionados por los efectivos municipales, como ocurrió ayer. Numerosas tapas de alcantarillado se levantaron al desbordarse. También varios muros cayeron abajo en distintos lugares de la ciudad. Como pasó el martes, se produjeron varios desprendimientos de tierra y piedras, como sucedió, por ejemplo, en las carreteras de Chile y de El Cardón. Igualmente, los bomberos tuvieron que intervenir en relación a la caída de cascotes en edificios y viviendas de la ciudad capitalina.

Respecto al total de los servicios de incidencias realizados ayer por los efectivos municipales de seguridad y emergencias, se produjeron más de 180, sumando los desarrollados el martes. Solo ayer, jueves, los bomberos de los tres parques llevaron a cabo cerca de un centenar de actuaciones.

Entrando en detalles de esos más de 180 servicios y el motivo de cada de ellos, los efectivos municipales actuaron, en esas dos jornadas, en más de cien por inundaciones en garajes, vías y locales.

Otros 55 servicios estuvieron relacionados cona daños en infraestructuras de saneamientos, en sistemas de alcantarillado y demás. Las intervenciones en otros cuatro casos estuvieron relacionadas con las instalaciones eléctricas, por semáforos inoperativos y problemas diversos en cuadros eléctricos. Finalmente, respecto a deslizamiento o caída de piedras, los operarios y funcionarios tuvieron que intervenir en otras doce ocasiones, así como en otras quince veces por desprendimientos de cascotes de fachadas de viviendas.