El ADN no fue la causa que desencadenó la detención de Alberto Montesdeoca Pérez como presunto autor del asesinato de Saray González García. Tampoco había pruebas directas que lo incriminasen, sino indicios, la sospecha de que ese 27 de octubre mintió para ocultar su fechoría. La Policía Judicial lo citó en la Supercomisaría como testigo para ahondar en las explicaciones dadas el día que encontraron muerta a su vecina y, en un momento de la declaración, no soportó la presión y confesó el crimen de manera sorpresiva, natural, casi espontánea. "Sí, vale, he sido yo", respondió a los agentes, que pararon el interrogatorio y pusieron la situación en conocimiento del juez instructor.

Eso ocurrió el martes de la semana pasada, 14 días después de que Alberto Montesdeoca matase a Saray al golpearla en la cabeza con una herramienta de jardinería, una especie de azada con dos picos, de esas que se utilizan para escarbar la tierra. El joven, que cumple 19 años en febrero, pasó de sospechoso a detenido en cuestión de segundos. Esa noche durmió en los calabazos de la Jefatura Superior de Policía por orden del magistrado Javier García García-Sotoca y, al día siguiente, le tomaron declaración con la asistencia de un abogado de oficio. Fue ahí cuando reveló cómo mató a la universitaria palmera, de 27 años, su vecina.

Montesdeoca admitió que tenían mala relación porque ésta le recriminaba los gritos que daba cuando jugaba a los videojuegos, una de sus pasiones junto a los cómics tipo manga. Él, a su vez, le reprochaba que pusiera la música demasiado elevada.

Ese día volvieron a discutir por los ruidos. Montesdeoca cogió la herramienta de jardinería, subió a al piso de arriba y agredió a Saray nada más abrirle la puerta. Le asestó más de cuatro golpes en la cabeza, sin mediar palabra, mientras la víctima levantaba los brazos y se protegía de esas embestidas, que le causaron cortes en las manos.

Eso sucedió en la entrada de la vivienda, entre las tres y las cinco de la tarde, que fue cuando la compañera de piso de Saray regresó al domicilio. Montesdeoca, claro, ya había vuelto a su casa. Antes se deshizo del arma homicida. Luego se sentó a esperar los acontecimientos. La compañera de piso le pidió ayuda. Él, muy afectado, llamó a la ambulancia.

En esos primeros momentos engañó al Cuerpo Nacional de Policía y, también a sus padres. Pero el despiste duró solo un par de días. Tras recabar los testimonios de las personas más cercanas a la víctima, las sospechas se centraron en él por esos problemas de convivencia. Los agentes, incluso, llegaron a buscar el arma homicida en una finca del padre, pero no la encontraron.

Y es que la azada con los dos pinchos sigue sin aparecer. El imputado, según dijo a la policía, la tiró en un contenedor del barrio de Arenales. Los investigadores aún no han dado esa prueba por perdida. El caso está resuelto, pero es casi seguro que intentarán buscarla en el vertedero de Salto del Negro.

Además, el miércoles, tras la confesión en comisaría, el juez ordenó la entrada y registro del número 47 de la calle Pérez del Toro. Allí, en la planta baja, vive Alberto con sus padres. Se trata de un edificio familiar de dos plantas, cuya parte de arriba tenían alquilada a Saray. La policía halló cabellos de mujer que podrían ser de la víctima. Por el momento se han mandado a analizar. Las primeras pruebas de ADN, por ahora, no han arrojado resultados satisfactorios, según fuentes judiciales.

En cualquier caso, esas líneas de investigación pierden importancia tras la confesión del muchacho, que estudia Ingeniería Informática en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. El juez, a petición del fiscal Pedro Gimeno, lo mandó el jueves a prisión tras imputarle un delito de asesinato. Lo destinarán, probablemente, al módulo de enfermería, y se activará el protocolo antisuicidios para tenerlo vigilado. Está bajo medicación para sobrellevar lo que se le viene encima (la pena por asesinato va de 15 a 25 años). También se ha solicitado un estudio psiquiátrico, una de las pocas bazas que le quedan a Lorena Reigoza, su abogada.