"¡El agua está caliente, el agua está caliente!". Con este grito de guerra se preparaban ayer los incombustibles bañistas que recibieron al nuevo año en Las Canteras con el primer chapuzón de 2016. Un millar de valientes de todas las edades corrieron a la orilla sin atisbo de duda para que el Atlántico les diera suerte de cara a los doce meses que están por venir. Entre ellos, entregado a la causa y feliz de abrazar a su querida playa, Antonio Santana, de 68 años. "Ella me llama", asegura con sonrisa embelesada, mientras la marea, que ya empieza a subir, acaricia sus pies.

Antonio baja cada día de Escaleritas a darse un chapuzón reconstituyente. No perdona, porque está convencido, igual que otros militantes del canterismo, de que "la playa da la vida". Y salta a la vista y a los otros cuatro sentidos que no se equivoca. Una vez se atraviesa cualquiera de las calles perpendiculares al paseo, la luz obliga a cerrar los ojos, el rumor del mar tranquiliza y la brisa mece el mechón más díscolo de la cabellera, que casi siempre encuentra la nariz para hacer cosquillas. En La Puntilla había ayer un hervidero de locales y foráneos en la arena para recibir 2016 como se debe, y la convocatoria del primer baño del año tiene pinta de convertirse en una tradición. "Es que hay playas muy bonitas en el mundo, pero ninguna como esta, mi niña. Llegas y miras a la barra, a veces llena, a veces vacía... Es especial", asegura Santana, que tiene seis nietos: Clara Eugenia, Ana Isabel, Gabriel, Aday, Rafael y Vaitiare. De mayor a menor. La primera, Clara Eugenia, es digna sucesora de su abuelo. "Es un pescao, le gusta todo lo relacionado con el mar, coger olas, bañarse... Todo", confiesa el orgulloso empleado municipal retirado.

A unos metros de la orilla se preparan los "imparables", como se ha bautizado a estos mil amantes del salitre. Muchos de los que observan no saben muy bien de lo que va el asunto, pero se arremolinan para curiosear. En una de estas, el speaker da la salida y a correr como si no hubiera un mañana. Cuando Las Canteras está buena, no hay nada como Las Canteras, como dejan claros los post de la web miplayadelascanteras.com, colaboradora de la cita, verdadero diario de la playa capitalina y referente obligado para saber qué se cuece desde el Auditorio Alfredo Kraus a La Puntilla. Y ayer era uno de esos días en los que todo confluye para que uno maldiga a su estampa por no haber llevado el bañador y las cholas.

Tras "tomar las aguas", uno a uno fueron saliendo, todos con semblante orgulloso y sonriente. Héctor Machín levantaba el puño y pasaba el otro brazo por los hombros de su amigo Pedro Herrera. "Es la mejor playa urbana del mundo todo el año y nada más especial que bañarse en Las Canteras para empezar con buen pie", afirmaba Héctor. "Está buenísima", aseguraba cuando se le preguntaba si estaba fría, con las gotas aún rodando hasta su barba. A su lado, su amigo Pedro parecía un poquillo emocionado, porque el baño de ayer tenía un significado especial. "Es un homenaje a mi tío Luis Herrera, que ha fallecido hace poco y era un incondicional de Las Canteras. Él decía que los mejores días para venir son los que están nublados, porque no viene nadie". Un sabio consejo.

Los medios se arremolinaban en torno a los protagonistas de la mañana, alguno que otro, concentrado en el objetivo de la información, se fue de allí con los zapatos mojados, cuando la marea comenzó a subir sin previo aviso. Blas Suárez, comercial, tiene la teoría de que la playa "es buena para todo" y cree que no hace falta decir mucho sobre Las Canteras: "Basta con ver la estampa para saber que es la mejor y que hay que venir a disfrutarla". Lo mismo opina su amigo Enrique Cerpa, que se baña día sí y día también y que, además, la usa como gimnasio. "Vengo a nadar y no hay nada como eso para la salud".

Juan Escuder iba ayer ataviado con un polo de un blanco níveo y la raya del pelo a un lado, dibujada con mimo y tiralíneas. La piel morena y unas gafas de sol dejaban claro que es un hombre sano y coqueto. "Me baño cada día desde hace 35 años y te digo una cosa, si no lo hubiera hecho no estaría aquí hablando contigo". Así de claro lo tiene. Hasta tal punto que, ahora está retirado y se remoja a eso de las 7.00 horas, pero cuando trabajaba en aduanas se dejaba caer por Las Canteras entre las 5.30 o 5.45 horas, que se dice pronto.

Juan ya se había bañado ayer a la hora en la que el Ayuntamiento capitalino, Danone, el Real Club Victoria y miplayadelascanteras.com habían convocado el chapuzón. En un discreto segundo plano, con vaqueros y camisa de cuadros, el concejal de Ciudad de Mar, José Eduardo Ramírez, miraba sonriente a los bañistas. "Ha salido bien", decía satisfecho, aunque no se había animado a darse el bautizo mañanero. "No quiero estropear la foto", bromeaba.