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Urbanismo pone en marcha la creación de un sendero peatonal en el Guiniguada

El paseo, que también será para ciclistas, irá desde El Pambaso hasta el Jardín Canario - La intervención cuesta 533.000 euros y concluirá antes de final de año

Urbanismo pone en marcha la creación de un sendero peatonal en el Guiniguada

Volver la vista al Guiniguada y aprovechar sus amplios y variados atractivos para convertir el cauce del barranco en una gran área de esparcimiento de la capital grancanaria. Ese es el objetivo del sendero peatonal y ciclista y acondicionamiento barranco que acaba de sacar a concurso la empresa municipal Geursa. El sendero tendrá un recorrido de algo más de seis kilómetros y conectará el centro de la naturaleza de El Pambaso con el Jardín Canario. La actuación tiene un coste de 532.959 euros y un plazo de ejecución de tres meses. El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, calcula que el sendero estará listo para su disfrute a finales del próximo otoño. El viejo cauce, por el que raramente pasa ya el agua -los manantiales aparecen por encima de la Fuente Morales- contiene a su paso un rico patrimonio etnográfico, arqueológico, paisajístico, botánico, geológico y agrícola.

El proyecto fue realizado en el anterior mandato, según reconoce Doreste, que se ha propuesto recuperarlo porque se trata de una buena idea que tiene el apoyo de los ciudadanos. "El objetivo es dar una oferta de paseo rural a los ciudadanos y a los turistas que vengan al municipio, a algunos de los cuales les gustará caminar entre la vegetación típica de la zona hasta llegar al Jardín Canario. Este proyecto está bien y la ciudadanía lleva mucho tiempo esperando por él y hay que recuperarlo. Es absurdo que porque lo haya empezado otro partido, nosotros lo rechacemos o modifiquemos", señaló Doreste que añadió que ahora queda pendiente la instalación de un centro de interpretación en Fuente Morales, uno de los zonas más interesantes, desde el punto de vista geológico y paisajístico, por las que discurre el sendero.

Además de la plantación de unas 70 palmeras canarias, que se añadirán a las cerca de 800 que han crecido de manera espontánea por el cauce del barranco junto a los acebuches, el proyecto contempla la rehabilitación de todo el entorno, a través de una campaña de limpieza y retirada de escombros y basura. Además, se habilitarán varias áreas de descanso, con mesas, bancos, aparcabicis y pérgolas. Los técnicos de Medio Ambiente del Cabildo, que han dado el visto bueno a la actuación, recomiendan la conservación y recuperación de los acebuchales, que constituyen auténticos relictos del bosque termófilo que hubo hace siglos. De este antiguo bosque sólo quedan en la actualidad, además de los acebuches y los palmerales, dragos y lentiscales, la mayoría de los cuales han sobrevivido en las zonas más inaccesibles, como laderas y fondos de barranco.

Plataneras

Al principio del camino -o cerca de la desembocadura según se mire- reinan las fincas de plataneras, que han colonizado el espacio, junto a higueras, naranjeros, papayeros, tabaibas, laureles de indias, balos, inciensos moriscos, tajinastes y ricinos o buenas noches. El sendero discurrirá por la pista de tierra que hay, que tendrá un ancho máximo de tres metros. En el último kilómetro del sendero, entre Maipés y el Jardín Canario, habrá que contener los taludes. También se eliminarán los caños de drenaje que atraviesan el barranco, cubiertos con rellenos de tierra, y serán sustituidos por badenes de cantos rodados. La función de estos badenes es evitar que el agua de la lluvia se lleve el camino. En varios tramos, como el que discurre por el barranco de Hoya Andrea, habrá que debrozar la vegetación para recuperar el ancho del camino, en el que se colocarán postes de madera, en los que se informará de los principales atractivos del sendero, que arranca en El Pambaso, bordeado de fincas de plataneras y de los riscos donde se han afincado muchísimos núcleos de población.

Conforme se avanza por la senda, el caminante irá divisando si eleva la vista los barrios de San Nicolás, San Francisco, San Roque, Barahona, Albiturría. Lomo Apolinario, Lomo Blanco.... Es muy y larga la lista de esos barrios de periferia de la ciudad, que se asoman desde lo alto al barranco y conviven, cauce abajo, con los usos rústicos, como las actividades agrícolas y ganaderas que aún resisten al embate urbano. Menos ambiciosa que el proyecto ideado en la década de los 90 por por José Miguel Fernández Aceytuno, aquella fallida rehabilitación del paraíso que se quedó en su fase piloto, la actuación de ahora persigue la misma idea: recuperar una zona de alto valor paisajístico, histórico y patrimonial.

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