Las ciudades han demostrado en los últimos años que son el elemento dominante y más dinámico del turismo en Europa. El turismo de sol y playa ya no es, al menos para las ciudades, aquel gancho irresistible que atraía a miles de visitantes a nuestras calles cada año. Las ciudades españolas, al mismo tiempo que las europeas, se han orientado hacia otros mercados, el del turista urbano que busca ocio, cultura, gastronomía o deporte. Esta variada oferta de atractivos resulta determinante también para uno de los sectores turísticos que resurge con fuerza tras los años de crisis, el turismo de congresos y reuniones.

Hace unos meses fui elegido por los compañeros de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) para presidir la sección de ciudades sedes de turismo de reuniones o Spain Convention Bureau, una responsabilidad que jamás había ostentado anteriormente ningún regidor de Canarias pese al evidente peso de nuestra comunidad en el sector turístico español. Desde esta posición, y aportando a la misma toda la valiosa experiencia que tiene Las Palmas de Gran Canaria como destino urbano y de congresos, los miembros del Spain Convention Bureau (SBS) queremos contribuir a que España sea un referente en el turismo de reuniones internacional.

Con un simple vistazo a los datos estadísticos comprobaremos que este sector de la industria turística es un auténtico motor para la generación de riqueza y empleo. España es el cuarto destino del mundo en la celebración de eventos internacionales, sólo por detrás de Estados Unido, Alemania y Gran Bretaña, según las cifras que cada año publica la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones (ICCA). El Informe Estadístico del Turismo que elabora el SCB cada año, arroja noticias muy esperanzadoras. En 2015 cuatro millones de personas asistieran a las 22.000 reuniones que se celebraron en España, un 15% más que en 2014. El impacto económico directo alcanzó, en 2014, los 5.045 millones de euros, un 18,2% más que en 2013, debido al aumento del gasto medio por persona que se ha incrementado notablemente, una tendencia que a buen seguro se repetirá en los datos de 2015, pendientes aún de confirmación oficial. Nuestra ciudad, no va a la zaga en cuanto a datos favorables ya que en 2015 se celebraron en el Palacio de Congresos de Las Palmas de Gran Canaria, y otros centros de la capital, un total de 442 convenciones, jornadas y seminarios con la participación de 86.456 asistentes.

Creo que este es un motivo más que suficiente para que las 56 ciudades españolas que componemos el Spain Convention Bureau estemos comprometidos con la mejora y actualización continua de los servicios y atractivos que ofrecemos como destinos de turismo congresual y de convenciones, como quedó de manifiesto en la asamblea anual de este organismo celebrada esta semana y que tuve el honor de dirigir. Contamos con las infraestructuras, con los medios, con los profesionales y con la experiencia, por eso estoy firmemente convencido, como expuse en la asamblea, de que las ciudades del SCB deberían liderar la promoción de la imagen de España en el exterior como el destino ideal para la celebración de reuniones y congresos. No queremos sustituir al Estado en esta misión. Sabemos que los poderosos instrumentos de promoción exterior del Gobierno central, a través de la Secretaría de Estado de Turismo, son imprescindibles, pero la aportación de las ciudades que conforman el SCB, como la nuestra, es fundamental a la hora de conquistar mercados que ahora sólo conocen de España el sol, la playa o la paella.

No les cuento nada nuevo si les digo que las ciudades compiten hoy más que nunca por las inversiones privadas, los congresos, los eventos deportivos, por atraer talentos, producción de películas, cumbres empresariales, cruceros, nuevas conexiones. Todo es una batalla por el crecimiento del empleo y la calidad de vida. Y en esta batalla influye mucho la imagen que mostramos, cómo nos observan y qué ofrecemos. El turismo contribuye a esa imagen deseada de muchas ciudades del mundo. También es un motor de rejuvenecimiento y cambio. El impulso del turismo apuesta por la mejora de las infraestructuras, la creación de mano de obra cualificada, la estimulación del emprendimiento de empresas locales, el desarrollo del trabajo conjunto entre las administraciones y el sector privado, la creación de servicios y actividades de ocio y recreativas. Y todo ello, evidentemente, contribuye a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. El turismo de congresos, el turismo urbano, de ciudad, nos muestra grandes oportunidades si sabemos gestionar nuestras fortalezas, conocer y apostar por la calidad, estructurar la oferta. Convirtamos juntos al turismo de reuniones en un excelente impulsor de nuestra ciudad, como un lugar más inteligente, más sostenible y más inclusivo.