Una nueva crisis reventó el pasado jueves en el Real Club Náutico con la dimisión de siete miembros de la directiva por diferencias con el presidente de la entidad, Fernando del Castillo, a cuenta de la gestión del restaurante, que está cerrado. Los críticos recriminan a Del Castillo el haber revocado la decisión de ampliar la concesión del restaurante a Fradarias, pese a que se había adoptado inicialmente la decisión de mantener a esa empresa.
La junta directiva, que accedió a la gestión del club en marzo pasado, era consciente de que la concesión terminaba este mes. A pesar de ello, el concurso no fue convocado hasta principios de julio pasado dejando un margen de solo quince días para la presentación de ofertas. La licitación quedó desierta en dos ocasiones por los excesivos requisitos de la entidad.
Ante esta situación los miembros dimitidos señalaron que se celebró una reunión extraordinaria el 30 de julio para atajar el problema, en la que se aprobó de forma unánime la prórroga de la cesión durante el verano. Del Castillo, que no acudió a la junta por motivos de salud, decidió cancelar la medida, por lo que el restaurante se vio forzado a cerrar sus puertas. El día 2 de agosto la junta intentó sin éxito convencer al presidente de que reculase. Tras esta renuncia colectiva, el presidente publicó un comunicado en el que se trataba el cierre del restaurante dejando a un lado la estampida de más de la mitad de su directiva.
Esta dimisión en bloque provoca una nueva situación de inestabilidad que se resiste a abandonar la gestión del club, desde que Juan Marrero Portugués dimitiera de su cargo de presidente en 2013, tras dieciocho años al frente de la entidad. En solo cuatro años el Club Náutico ha celebrado tres elecciones, ha tenido tres juntas directivas diferentes, más de cinco comodoros distintos y han dimitido dos de sus presidentes.
Juan Marrero Portugués abandonó el cargo en septiembre de 2013, cinco meses después de revalidar su puesto frente al actual presidente del Club, al que venció por una diferencia de 318 votos.
El cargo de presidente interino fue asumido por José Valencia hasta la celebración de las nuevas elecciones en noviembre de ese mismo año. A esta votación se presentaron cuatro candidatos: Óscar Bergasa, Alberto Cabré, Javier Sánchez-Simón y José Luis Cárdenes. Bergasa ganó los comicios y se mantuvo en el cargo durante dos años, hasta que dimitió por problemas de salud en diciembre de 2015. Durante la gestión de Bergasa dimitieron varios miembros de la directiva y cambiaron tres veces de comodoro, a pesar de ello el eje central de la misma fue la tensión entre un sector de los socios y la directiva. Esta fricción llegó a su máximo cuando 87 socios firmaron un escrito en el que señalaban que Bergasa había cometido faltas graves al sobrepasar el 10% del gasto admitido por los estatutos, un déficit superior a 400.000 euros.
Desde la directiva se señaló que el comunicado había sido fruto de la presión y que se había incluido a socios que nunca lo llegaron a firmar. El órgano rector descartó a 54 de los firmantes e interpuso un expediente disciplinario a los 34 restantes. El Club Náutico presentó una querella criminal por injurias y calumnias con publicidad contra dos de los promotores del texto. Estas discrepancias volvieron a ponerse sobre la mesa en noviembre del mismo año, a la hora de presentar los presupuestos para 2016. En esta ocasión los 230 "no" de los críticos con la junta tumbaron la propuesta de los 149 "sí" que respaldaron a Bergasa. Al no poder aprobar un plan económico para la entidad, se prorrogó el de 2015. Un mes más tarde Bergasa dimitió por problemas de salud y convocó unas nuevas elecciones para marzo de 2016. Estas elecciones las ganó el actual presidente. Cinco meses más tarde la institución no tiene comodoro ni gerente, ha dimitido más de la mitad de su directiva y el restaurante no tiene concesionario.
