¿Cómo definiría el espíritu con el que nació la Orden del Cachorro? ¿Cuál fue la mecha que prendió este proyecto?
La Orden nació en 1991, por el entusiasmo de un grupo de compañeros que observaron que se estaban perdiendo las tradiciones, por desidia del mismo pueblo canario y de las instituciones, y por una falta de conocimiento, sobre todo, de la gente joven. Los verbos fundacionales son "rescatar, vivir, transmitir y defender todo lo relacionado con nuestras costumbres, nuestra historia y nuestra idiosincracia". Con esa ilusión nos hemos mantenido 25 años, pasando por muchas vicisitudes, unas épocas buenas y otras regulares... La crisis nos afectó muchísimo, porque no recibimos las ayudas institucionales y porque se tuvieron de dar de baja los socios que no podían afrontar la cuota por cuestiones familiares.
¿Y no están remontando con la mejora de la economía?
Un poquito, se va viendo que está remontando la ilusión. Nosotros no damos de baja a ningún compañero por cuestiones económicas, siguen siendo cachorrúos, pero estamos intentando incrementar el número de socios para mantener los gastos, sobre todo de la sede en Santo Domingo.
¿Cómo sería para usted un cachorrúo de ley?
Tiene que estar identificado con nuestra filosofía, muchas veces entran compañeros y compañeras con cierta curiosidad y aprenden. Se les inculca ese sentido de canariedad que debemos transmitir. Un cachorrúo es quien vive la canariedad, la ama, la defiende y colabora con nosotros y en su parcela particular para difundir nuestros postulados.
¿Pero, qué es la canariedad?
Tiene una definición para mí ambigua. No se trata de ponerse un cachorro e ir a una romería, que es una parte importante, pero no lo es todo. La canariedad es un sentimiento más profundo, necesita de un conocimiento de nuestra historia, de la forma de ser del canario, que es muy compleja. También es respetar y cuidar nuestro entorno, que es limitado y frágil.
¿Por qué dice que la personalidad del canario es compleja?
Porque cada isla es diferente. El grancanario tiene un carácter muy abierto, muy europeo, por las influencias históricas de los ingleses, los belgas, etc. Nuestra historia y nuestro crecimiento se lo debemos a ellos. El Puerto, la modernización de los cultivos... En otras islas a lo mejor son un poco más cerrados, sociedades más agrícolas, que se han encerrado en sí mismas, lo que ha hecho que sean más cuidadosos con sus tradiciones. El grancanario absorbe todo lo que viene de fuera y eso es bueno, pero también respetando lo nuestro.
¿Se hace lo suficiente desde las administraciones para conservar esas tradiciones que tanto valora la Orden del Cachorro?
No, queda mucho camino por recorrer. Sobre todo mentalizar a las instituciones de que existe un pueblo que tiene su manera de ser, su historia, y que hay que rescatarla y darla a conocer.
¿Pertenecer a la Orden del Cachorro significa ser nacionalista?
No, la Orden del Cachorro lo deja claro en sus estatutos. Es una asociación sin ánimo de lucro, apolítica y aconfesional. Acogemos a cualquier persona, de la nacionalidad que sea, tenemos hindúes, árabes, nórdicos, cubanos, colombianos... Ellos son conscientes de que si están en la Orden es para ser como un canario más. No tenemos bandera política ninguna. Escuchamos todos los criterios y sacamos nuestras conclusiones. No se discute de política, ni de religión... Echarren era cachorrúo y cuando pasaba de la puerta no era obispo, era uno más.
¿Cómo está yendo el 25º aniversario?
Muy bien, el día 30 de este mes entregamos los Cachorros de Honor en el Auditorio de Teror, un reconocimiento a los antiguos cachorros de Honor y queremos que asistan.
¿Hay mujeres en la Orden?
Por supuesto... Costó, porque al principio no se admitían, pero claro, estamos en democracia y la mujer ha aportado mucho a la Orden para reforzar la canariedad.
¿En qué sentido?
Pues han aportado otra visión, son más celosas, por ejemplo, de que se cumpla con la vestimenta tradicional en el seno de la Orden. Hay que reforzar las tradiciones y no dejarlas perder. Para eso también es fundamental la labor con los niños que, cada viernes, vienen a nuestra casa a aprender historia, folclore, la vestimenta... Se les amasa gofio, hay niños que vienen con 12 años que nunca lo han probado. Las actividades infantiles son muy importantes, luego, en mayo, hacemos el encuentro de hasta 2.000 niños... Son la semilla.
¿Para mantener esas tradiciones de qué fuentes beben?
Nuestro referente es la Fedac y aportaciones como la de Teno, que acaba de fallecer y que hizo un estudio de la vestimenta tradicional que es único.
¿Qué le parece el traje de Néstor?
Lo tenemos aceptado. Teníamos nuestras reservas al principio. Sabemos que es una aportación que nació por lo que nació, pero es precioso y muy laborioso. Es de una gran riqueza artística.
¿Tienen Orden del Cachorro en otros países?
Sí, en Cuba, en Buenos Aires y en Uruguay, y como las casas canarias en la Península, son su- mamente respetuosos con las tradiciones.
