Una mujer llena de vida. Esta es la frase que mejor describe la esencia que hacía destacar a Elisa Ruano Herrera, Libertad para su familia y amistades. Era una persona luchadora, con total autonomía y ganas de comerse el mundo, siempre que sus hijos y nietos estuvieran incluidos en él, porque si algo la caracterizaba era el amor incondicional hacia su familia.

Hacia sus hijos Verónica, Rayco y Cristo o hacia sus cuatro nietos sobre todo. Siempre con ganas de abrazarlos, darles hasta lo que no tenía y de disfrutar un poquito más de ellos. Una locura constante e incurable hacia los que amaba.

Vivía con sus dos hijos varones en Las Majadillas, pero su hija Verónica asegura "que siempre ha sido muy independiente". Amante de la playa, apasionada a salir a bailar y con ganas de siempre hacer algo nuevo. "Tenía un grupo enorme, porque siempre ha sido muy amiga de sus amigas", explica su hija con el orgullo más grande del mundo por la madre que tanto los ha cuidado.

Desvivirse por los suyos era su forma innata de vida, porque el amor que ha atesorado a lo largo de sus 65 años hay muchos que no lograrían almacenarlo ni en una existencia infinita.

Sin miedos, con ganas de gozar cada instante y siempre luchadora frente a cada una de las batallas que se le presentaron. Querida y valorada por los que tuvieron la suerte de conocerla y que jamás olvidarán la fortuna de haberla tenido entre sus brazos, en uno de esos abrazos que cargaban el espíritu de esa jovialidad que desprendía.

Hay personas, como ella, que nacen con ángel y, aunque el destino no haya sido justo, los suyos se encargarán de que su paso por el mundo jamás quede en el olvido.