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El muro de la desidia del barrio de El Cardón

Los vecinos temen que derrumbe la estructura en la que hay filtraciones de agua y piedras sueltas

Hace mucho tiempo que los vecinos de El Cardón aseguran haber emprendido una lucha que hasta ahora sigue estando perdida. No hace falta echar más que un simple vistazo para saber qué les preocupa, pero por si acaso, José Montesdeoca señala al frente desde el umbral de su casa. Allí está el motivo de más de un quebradero de cabeza y de un sinfín de escritos y llamadas al Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria para evitar una desgracia. Se trata de un muro al que no le faltan detalles para temblar, y nunca mejor dicho, porque entre otras muchas cosas, hay en él grandes piedras sueltas e importantes filtraciones de agua que, al miedo de desprendimientos, le suman un hedor nocturno a la vía pública. "Es tercermundista", sentencia Ofelia Gutiérrez Suárez, quien vive desde hace más de 40 años en la zona.

Tanto Gutiérrez como Montesdeoca han denunciado en numerosas ocasiones el estado en el que se encuentra la trasera lateral de los edificios autoconstruidos de la calle Salvia que da para la vía en la que ambos viven, Camino Viejo del Cardón. En la citada pared se puede encontrar desde basura, hasta bidones oxidados o vegetación seca que, en caso de que alguien lance una colilla encendida, tardaría poco en prender. "Hace unos años echaron una capa de cemento, pero también está cediendo", explica el director de Vigilante Radio. Por ello, según relata, un técnico municipal acompañado por los bomberos y la Policía Local se personaron el pasado 4 de octubre "para realizar un informe".

Pero esto no es eso lo único que quieren los residentes. Para ellos es necesario que se tomen medidas como la colocación de una malla que amortigüe cualquier tipo de derrumbe o que directamente se haga "un encascado de hormigón". En cualquiera de los casos, hay que "limpiarlo y arreglarlo de alguna manera", apunta Gutiérrez Suárez. Tal y como relata su vecino, cuando llueve "se desprenden grandes rocas que muchas veces han tenido que sujetar los residentes". El miedo al derrumbe vive alimentado también por la existencia de filtraciones de agua en varios puntos de la muralla. Concretamente, frente a los números 87, 91 y 93 de la vía, se puede apreciar la humedad tras una palmera y una enorme y floreada trepadora. "Por las noches se ve perfectamente la mancha que se forma en el suelo", cuenta el también director del punto de información juvenil Onda Universal que reside desde hace un cuarto de siglo en el barrio. No obstante, lo peor de todo es el mal olor que generan las goteras.

A esto se le suma también el problema de la circulación. Y es que la calle parece un tramo de rally por donde los coches y las guaguas poniendo en peligro a los ya cautos residentes, en todos los sentidos. "Esto hace que vibre el muro". Por ello, también ven necesario que haya un mayor control del tráfico por parte del Ayuntamiento. José Miguel Maestre y su hermano Alfonso, opinan lo mismo y añaden la necesidad de una acera decente. "Es que no vamos a poder ir al supermercado que están abriendo porque no tenemos ni acera hasta la estación de guaguas", señala Ofelia Gutiérrez.

Con este listado, al que se suma la poda de la vegetación de la zona, se han dirigido "muchas veces" al Ayuntamiento de quien aseveran "no hace nada". La última llamada, de hecho, fue el pasado mes de septiembre a la concejalía del distrito de Ciudad Alta que dirige Mario Regidor. "Su secretaria me dijo que el técnico estaba con la Fiesta de Los Dolores, pero que cuando pasasen se pondrían en contacto con nosotros". Todavía están esperando.

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