Diciembre está dejando estampas memorables e inusuales en la capital grancanaria, desde el espectacular amanecer de cielos anaranjados del jueves día 1 a la inusual marea baja en Las Canteras de este pasado martes.

Son momentos en los que el clima cálido de estas semanas, todo un lujo propio del Archipiélago, luce en todo su esplendor en conjunción con la claridad del cielo.

Ya el primer día del mes, los vecinos de Las Palmas de Gran Canaria despertaban con una imagen de postal, aquel amanecer con un cielo con intervalos nubosos y de tonos anaranjados y con una claridad tal que en el horizonte se podía divisar Fuerteventura.

Las redes sociales se llenaron de instantáneas tomadas por personas que caían bajo el embeleso de ese amanecer tan especial, algunas de las cuales recogimos en nuestra galería de fotos de los lectores.

Amanecer en el barrio marinero de San Cristóbal el 1 de diciembre

Fotogalería de los lectores de ese mismo día

Pero no se había agotado todavía nuestra capacidad de sorpresa. Este martes, La playa de Las Canteras, esa fuente inagotable de inspiración para los grancanarios, regaló una puesta de sol fascinante, con una marea baja inusual. Las fotografías, tomadas desde la zona de Playa Chica, revelan la combinación de charcos y piedras a la luz del ocaso.

Los paseantes observaron con sorpresa la anchura de la playa en una tarde de cielos limpios y temperatura agradable, un tiempo apacible para estas fechas otoñales próximas al invierno. Con el mar como un plato, no fue lo que se dice una tarde apropiada para la práctica del surf.

Sin embargo, los amantes de los deportes sobre tabla no renunciaron a subirse a ellas para remar con las palas de pádel surf.

La marea estaba tan baja que era una de esas tardes en las que se podía ir caminando hasta La Barra. Se acerca la Navidad y un año más, Las Canteras permitirá disfrutar a residentes y visitantes de unas fiestas de sol y playa, con numerosos atractivos para pasar el rato, desde la visita al belén de arena por La Puntilla, hasta la música en vivo en los numerosos locales de la zona y, cómo no, los atardeceres.