Manuel Padrón, actual concesionario del hotel Santa Catalina, quiere presentarse al concurso que prepara el Ayuntamiento de la capital grancanaria para renovar la concesión de explotación del alojamiento de cinco estrellas, aunque cuestiona los datos del plan de viabilidad que ha encargado el Gobierno tripartito, al considerar que la rentabilidad de la que habla dicho estudio no se corresponde con la realidad, porque no tiene en cuenta, entre otras cuestiones, el fuerte descenso de turistas que se produce en la ciudad entre marzo y octubre.

Considera que la renovación del inmueble necesita una inversión mucho mayor de los 10,4 millones que establece el plan como mínimo y piensa que es una locura mantener cerrado el hotel durante dos años. "Hay que insonorizar las habitaciones, renovar el mobiliario, remozar los balcones. Siempre ha habido mantenimiento, pero la última inversión fuerte se hizo en 2008", señala Padrón.

Además, echa en falta la obligación de realizar al menos dos reformas durante los 35 años de vigencia del nuevo contrato. La actual concesión vence el próximo mes de noviembre. "Yo me quiero presentar, pero espero que los criterios del concurso sean un poco más realistas", aclara.

Además de Padrón, también se ha interesado por explotar el hotel la cadena Marriot-Starwood, que gestiona los hoteles Alfonso XIII de Sevilla y el María Cristina, de San Sebastián, utilizados como referencia, junto al Mencey, en el Análisis de Viabilidad para el contrato de Arrendamiento del Santa Catalina, que establece un canon anual de 919.350 euros anuales y una inversión mínima de 10,4 millones en la renovación del inmueble, que obligaría a su cierre durante dos años.

Según dicho plan, el hotel estaría en condiciones de tener beneficios en 5,03 años o, mejor dicho, en 7,03 años, porque los primeros dos años de cierre no cuentan. Eso significa que el alojamiento tendría una media de unos dos millones de beneficios anuales, como mínimo. El análisis cifra la rentabilidad en un 18%. Pero en opinión de Padrón, "están hablando de un precio medio, que es el doble del real".

A juicio de Manuel Padrón, presidente del Grupo Juan Padrón, los datos que maneja el plan de viabilidad, elaborado por una empresa privada, "son irreales, porque no contempla el comportamiento que tiene el turismo en este hotel y en el conjunto de la ciudad, debido al gran descenso de turistas en verano. Esta ciudad tiene seis meses de bonanza y otros seis meses de infierno. Entre Semana Santa y el 20 de octubre esto se muere. 2015 fue un año malo y es verdad que el pasado fue un año bueno, pero esa buena zafra no se da todos los años". Así que según Padrón, los beneficios de la explotación no llegan ni a una cuarta parte de las cifras que maneja el plan de viabilidad. "Se puede hablar de que durante muchos años hemos obtenido lo comido por lo servido". Y añade que tampoco se tiene en cuenta que a los 138 empleados del hotel hay que añadir otros 25 de los servicios externalizados del spa y vigilancia, entre otros.

El hotelero rechaza también el derribo del edificio anexo, cuya demolición, advierte, costaría un dineral. Según la cuenta de resultados de la empresa Hotelera Nueva Canaria, que obtuvo la concesión en 1994, la explotación del hotel arrojó unos beneficios de 271.134 euros en 2014 y se incrementó a 366.022 euros en el año 2015.

"Los números del informe no cuadran. También me parece excesivo el canon de casi un millón de euros, porque lleva aparejada una inversión de 10 millones. Y no se puede comparar con el hotel Mencey, que es verdad que tiene un canon de1,8 millones", pero e l concesionario Iberostar quedó exento de pagar la totalidad del canon durante los primeros seis años y luego se le fue descontando de la renta hasta que amortizó los 26,2 millones de inversión. "Si divides 26 millones entre 30 años, te sale un canon de 866.000 euros. Las comparaciones son odiosas", se queja el empresario, quien también se muestra molesto de que se diga desde el Ayuntamiento que la renta anual de 26.530 que paga es ridícula. Al respecto, sostiene que su empresa invirtió entre 1994 y abril de 2016 un total de 18,5 millones de euros, una cifra en la que además de varias reformas se incluyen las diversas remodelaciones del inmueble, entre ellas la instalación del spa, las piscinas, los aparcamientos subterráneos y la remodelación del salón Palmeras, entre otras actuaciones. Esta cifra, añade, alcanza los 22,93 millones, si se añade la inversión en la conservación de la instalación. "Esa inversión equivale al pago de una renta anual de 600.000 euros", entiende Padrón, que añade que "el Ayuntamiento no es tonto y no regala las cosas. Lo que no hay que olvidar tampoco es que mi padre [Juan Padrón] se hizo cargo del hotel, cuando se lo pidió de favor el entonces alcalde Emilio Mayoral, tras quedar desierto el concurso que convocó".

Casino

Juan Padrón, que entonces era propietario del Hotel Parque, lo vendió, según recuerda su hijo, para poder acometer la inversión en el Santa Catalina, que encontró en un estado lamentable. "Nos metimos en el hotel pensando que si el hotel moría, moría el Casino", que estuvo en un edificio anexo al Santa Catalina -y por el que pagaba un canon anual al Ayuntamiento de 677.000 euros- hasta que la instalación se trasladó al Puerto. Recuerda también Padrón cuando la cadena Radisson se interesó por el hotel, una operación que finalmente no cuajó porque a Radisson "no le salieron las cuentas" y, seguramente, porque desde el Ayuntamiento, que intentó vender el hotel, tanto en la época de Jerónimo Saavedra como en la de Juan José Cardona, no se propició la operación. "Entre 2010 y 2013", una de las peores épocas del hotel por la crisis, "esperábamos al mirlo blanco, que nunca llegó; y en la actualidad hay muchos buitres revoloteando sobre el Santa Catalina", exclama medio en broma, medio en serio Padrón que considera que el actual gobierno municipal hace bien en no vender el hotel, porque éste forma parte del patrimonio de la ciudad.