Francisco Javier Manzano Álvarez, acusado de asesinar a sus dos hermanos de varios tiros el 13 de mayo de 2015 y por lo que estos días se le juzga en la Ciudad de la Justicia mediante jurado popular, paró a medio camino entre la capital y Telde -a la altura del campo de fútbol conocido como El Mundialito- tras matar a su hermana María Noelia en el barrio de Almatriche, para recargar la escopeta que utilizó y con la que también iba a disparar a su hermano José Antonio.

Así lo confesó el autor de los hechos al entregarse a la policía el mismo día de autos y así lo corroboró el grupo de homicidios de la Policía Nacional, según declaró ayer tarde la instructora del caso en aquel momento durante la prueba testifical. Durante la mañana fueron testigos su ex mujer, las dos sobrinas huérfanas, varios vecinos que se encontraban en el lugar de los hechos el día de autos, así como agentes policiales de Seguridad Ciudadana y de la Científica que intervinieron en la investigación.

Durante la vista de la tarde se tomó declaración a siete agentes pero tan solo hubo preguntas para la que fue la instructora del atestado, quien señaló que todo lo que había dicho el acusado sobre lo que había hechos los días previos a los asesinatos y durante esa misma jornada "era verdad". Según su declaración y a preguntas del abogado de la acusación particular, José Antonio Alemán confesó que se había sacado el permiso de armas "para matar a sus hermanos" y "a escondidas de su familia" porque "quería hacer justicia" después de que sus hermanos le hubieran echado de la empresa familiar en 2013.

Francisco Javier Manzano Álvarez se llegó a comprar incluso un teléfono privado para que cualquier llamada relacionada con la licencia de armas, que sacó el 3 de diciembre de 2014, y la adquisición de las armas no lo supiera "nadie de la casa". El acusado del crimen compró una carabina y una escopeta, y por una de ellas tuvo que esperar varios meses.

Asimismo, dos días antes alquiló un coche y le quitó las pegatinas identificativas para pasar desapercibido en el barrio de Almatriche "y no ser identificado entre los vecinos". De ahí que llevara gafas en el momento de los hechos.

La instructora del caso explicó también que Francisco Javier Manzano Álvarez reconoció que se había dado cuenta de cómo debía cargar el arma para no errar en el tiro. El orden era: dos perdigones y una bala. "O fue durante el estudio o en las prácticas de tiro pero se dio cuenta del efecto de dispersión de la munición", dijo la agente, quien aclaró que se colocan de este modo "para no errar el tiro" ya que los perdigones inmovilizan a la persona.

El acusado solo utilizó la escopeta para matar a los dos hermanos pero también llevaba preparada la carabina "por si había algún tipo de defensa o erraba", según el mismo confesó. Uno de los agentes que testificó confirmó también que habían encontraron varias garrafas de gasolina en el interior de una funda de guitarra en el maletero del coche para provocar un incendio y hacer salir al exterior de la fábrica a su hermano.