La Audiencia de Las Palmas ha acordado internar en un centro psiquiátrico por un periodo máximo de 40 años al hombre que mató a tiros a dos hermanos en Gran Canaria, tras considerar que cuando cometió los dos asesinatos estaba completamente enajenado y no era responsable de sus actos.

Según la sentencia de la Sección Sexta de la Audiencia de Las Palmas hecha pública hoy, el acusado Francisco Javier Manzano Álvarez, de 52 años, además deberá pagar un total de 380.000 euros en concepto de indemnización a las dos hijas de la hermana y el hermano que mató, 190.000 euros a cada una.

En los fundamentos de la sentencia, el magistrado que presidió el tribunal, Emilio Moya, recuerda que en esta causa lo único que se discutía era si el acusado en el momento de la comisión de los dos asesinatos tenías las facultades intelectivas y volutivas gravemente alterados o totalmente anuladas, ya que reconoció los hechos desde un principio y no había discusión sobre atenuantes o agravantes.

Los médicos forenses hicieron constar en el informe escrito que aportaron a la instrucción que el acusado tenía "gravemente" alteradas sus facultades cuando sucedieron los hechos; sin embargo, durante el juicio precisaron que con ello querían decir que las tenía anuladas, algo que luego se trasladó al veredicto.

El magistrado señala que, al inicio de su declaración, los médicos señalaron al Ministerio Fiscal que se afirmaban y ratificaban en sus informes periciales, y a la media hora del interrogatorio se produjo una "llamativa" rectificación de los forenses para la que no explicaron motivos.

"Más allá de la inaudita reflexión de que cuando en el informe dicen que las tenía 'gravemente alteradas', entendían que con esa expresión se comprendía la nulidad de las mismas", añade.

Los forenses alegaron que, en términos médicos, "gravemente alteradas" es similar a "anuladas", lo que, a juicio del magistrado, contradice los principios más elementales de la lengua castellana, pues equivale a mantener que lo mismo da decir que una persona "está gravemente enferma" a decir que "está muerta".

El magistrado subraya que lo ocurrido resulta "incomprensible en profesionales con años de experiencia" y de cuya competencia "nadie duda", ni tampoco él mismo, que los califica de "excelentes".

Sin embargo, recuerda que la precisión que hicieron en el juicio llevó al Ministerio Fiscal a pasar de solicitar una condena por dos asesinatos, a recomendar la absolución por enajenación mental.

Par Moya, esa es "la trascendencia y las consecuencias de decir los médicos forenses en el juicio algo distinto, sin aparente razón alguna".

La confesión del acusado y los testimonios de las personas que presenciaron los dos crímenes llevaron al Jurado a declarar probados por unanimidad todos los hechos que ocurrieron el 13 de mayo de 2015, cuando puso en marcha el plan que había ideado para matar a sus hermanos María Noelia y José Antonio por haberle despedido de la empresa familiar.