El bazar-frutería-charcutería Pipo se encuentra en Ladera Alta, uno de los barrios de la periferia de Las Palmas, si es que se puede hacer aún una distinción nítida entre la periferia y el centro de Las Palmas. Más concretamente, el establecimiento se emplaza en la calle Manuel Galván Rodríguez (vecino del lugar) -forma parte del nombre de la calle- y, según anuncia en su exterior, es un establecimiento muy surtido: tabaco, prensa, chuches, helados, recargas de móviles y hasta reparto a domicilio de pizza y pollo asado. Por lo demás, su clientela debe de ser tan surtida como sus productos, a juzgar por la escena que el reportero captó días atrás con su cámara: un caballo que se diría a punto de entrar a comprar en el comercio y un perro que aguarda tras él. El bazar-frutería-charcutería es un Gran Bazar.

Alguien que entiende de animales explica al reportero que el hermoso caballo es tordo, mezcla de árabe, español e inglés, y que el perro es un ratonero. Pero al reportero le fallan los reflejos y se olvida de preguntar a ese alguien lo más importante: ¿Qué pueden haber venido a comprar un perro y un caballo al bazar-frutería-charcutería Pipo?

Quizá, para empezar, cabría descartar, dicho con todas las cautelas del mundo, que ambos vinieran a por pizza o pollo asado, porque, como se ha dicho, el bazar-frutería-charcutería Pipo ofrece reparto de estas viandas a domicilio. Pero lo que es del todo imposible es que viniesen a comprar un periódico, dado que el día en que el reportero toma la fotografía este rotativo no ha publicado ningún reportaje suyo. ¿Recargas de móviles? Pregunta asaz insensata: ¿Conoce alguien algún perro o algún caballo que use teléfono móvil? Conjeturar con esto sería, sencillamente, un sinsentido, propio de un reportero frívolo que ha captado una instantánea y que no duda en falsear la realidad con tal de hacer un reportaje con ella. Descartadas pues las recargas de móviles. ¿Tabaco? Tal vez. Cabe incluso la posibilidad de que al entrar en el establecimiento, el perro y el caballo se hayan encontrado a un chico o una chica de promoción que les hayan asaltado con eso de: "¿Son ustedes fumadores?". ¿Chuches? Estimado perro, estimado caballo: si están leyendo esto, hagan caso a la humilde recomendación de este reportero: mucho cuidado con su dentadura, que, a la hora de pagar, después de sacarle los dientes, los dentistas les sacan los ojos. ¿Helados? Este periodista no recuerda a ningún perro ni a ningún caballo dando cuenta de un corneto por la calle, pero como poder puede ser. En fin, que, como este periodista le oyó una vez decir a alguien, lo más seguro es que cualquiera sabe.

La calle Manuel Galván Rodríguez (vecino del lugar) no está muy transitada a la hora en que el reportero toma la foto, apenas algún coche, algún transeúnte, pero ningún otro caballo ni ningún otro perro. El reportero toma la fotografía desde el otro lado de la calle, desde la plaza Deseada. ¿Por qué la bautizarían así? Sea por la razón que fuere, éste es otro de los motivos que hacen que Ladera Alta sea un lugar fascinante. Lo es igualmente por su pista de aeromodelismo: una cinta asfaltada, acotada como una alfombra, tendida en perpendicular hacia el horizonte oceánico.

En fin, de regreso a su puesto de trabajo, el reportero contempla con profunda admiración su propia foto, con ese caballo en escorzo que evoca inevitablemente al que aparece en un extremo de esa gran pintura que es La rendición de Breda de Velázquez. De hecho, por su pericia compositiva, su escenario saturado y su riqueza cromática, ésta podría haber sido tranquilamente una foto tomada por Velázquez, en el caso de que el pintor barroco hubiese dispuesto de una cámara de captura de imágenes. Pero, para decirlo todo, es cierto que no resulta un motivo demasiado velazqueño el cartel de 'Échate un Clipper'.