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Entrevista

"El Puerto absorbe, pero para mí no fue un sacrificio"

"Fuimos pioneros en convertir el Puerto en un ´hub´ con la llegada de la Zim Israel Navigation", destaca Narciso Díaz-Casanova

"El Puerto absorbe, pero para mí no fue un sacrificio"

Dentro de poco recibirá el reconocimiento a su vida profesional en el entorno portuario. ¿Cómo se sintió al conocerlo?

Yo me jubilé en 2008 y hasta marzo de 2017, que es cuando me comunicaron que había sido elegido, pasaron nueve años. Sinceramente, me causó una grandísima sorpresa que al cabo de este tiempo se hayan acordado de mí. Sé que no es una iniciativa única de la Fundación Puertos de Las Palmas, sino que abre un proceso para que las instituciones opinen y han tenido a bien proponerme. Me congratula, me satisface enormemente, porque dejé grandísimos amigos en el Puerto.

¿Cómo fueron sus comienzos en el puerto?

Yo estudié para perito y profesor mercantil, pero tuve necesidad de trabajar. Ingresé en lo que antes se llamaba la Casa Miller en marzo de 1968 bajo la dirección de un inglés de madre catalana que tenía mucho peso en el puerto, Ian Kendall Park, era un todoterreno. Aproximadamente al año mister falleció y ascendió a la dirección su adjunto, Cayetano Cuyás Hidalgo. Él empezó un proceso de españolización de la empresa, porque era la típica inglesa, de mucho personal español pero con los puestos directivos en manos de británicos.

¿Cuáles fueron sus primeras ocupaciones en la empresa?

Empecé en el departamento de carga, hasta que terminé de responsable. El grupo constaba de muchas empresas: Miller y Cía, que era agente de la compañía Fabre; Cory Hermanos; Agentes Portuarios de Canarias, que representaba a la Companhia Colonial de Navegação portuguesa; Blandy Brothers Shipping, que era agente de la Royal Mail; y Marítima Midway, agentes de la Elder Dempster. Teníamos muchas navieras en estos consignatarios y yo fui el jefe del departamento de carga de todas las compañías del grupo.

La operativa entonces era muy diferente a la actual, ¿cierto?

En aquella época todavía no se había implantado la containerización. Los barcos venían a descargar en lo que antes se llamaba la carga blanca, con grúas y además coincidió con dos periodos de gran actividad como consecuencia del cierre del Canal de Suez, que desvió mucho tráfico hacia aquí. Este fue un periodo de esplendor.

¿Cómo continuó su carrera?

Después de mis comienzos fui assistant shipping manager, un puesto en el que ya no me ocupaba solo de la cuestión de la carga y la descarga de los buques, sino de consignación pura y dura, algo más global.

O sea, que iba adquiriendo más responsabilidades?

Sí, claro. Empecé de administrativo en el departamento de carga, atendiendo el mostrador, poniendo 'entrégueses' a los agentes de aduanas que venían por allí, con las partidas de embarque para pedir el permiso para levantar sus cargas en el muelle y después fui assistant shipping manager. Cuando falleció el titular ascendí a shipping manager y también fui apoderado del Lloyd's, porque su consignación aquí correspondía a Blandy. Con esta empresa fuimos además pioneros en convertir el puerto en un hub, eso que hoy en día se vende tanto. Fue cuando atrajimos aquí a la Zim Israel Navigation.

¿Cuáles eran sus cometidos, además de la consignación?

Una de las cosas que se hacía mucho en mi época era la atracción de navieras al puerto, que entonces descansaba mucho en manos de las empresas consignatarias. Actualmente la Autoridad Portuaria tiene un departamento comercial con una relevancia muy grande, pero en mi época la labor de los consignatarios era primordial. Viajábamos y no solamente visitábamos a los armadores que ya consignábamos para mantener el vínculo, pero también hacíamos una labor prospectiva y atraíamos a otros armadores, les incentivábamos para que vinieran al Puerto de Las Palmas.

¿Era conocido el Puerto por aquel entonces?

En aquella época no. Era labor nuestra, un trabajo de mis colegas y de otras empresas consignatarias de mi época. Les explicábamos que era un puerto que estaba en un sitio estratégico, en una encrucijada de travesías, que podía resultar muy ventajoso para sus rutas venir aquí, avituallarse de combustible, cambiar tripulantes, intentábamos atraer cruceros?

¿Costaba hacerlo?

Bueno, no íbamos a presentarnos en la puerta. Había una labor previa de contacto vía telex o telefónico, cartas? en aquel entonces no estaba el email. Había una presentación y un cruce de correspondencia, y cuando ya estaba la cosa madura se iba al viaje y se cerraba el acuerdo. Era una labor de captación muy perseverante. Lógicamente, había que hacer una selección de los armadores que tenían posibilidades de pasar por aquí, porque las rutas que iban por Suez o por otros derroteros no había forma que desviaran a Canarias.

¿Qué supuso la containerización para el Puerto?

Fue una modernización tremenda, porque con un movimiento de grúas se manipulan 20 toneladas de una tacada, y si eran palés de una tonelada con un forklift había que mover 20 palés para mover 20 toneladas.

¿Y se llegó a tiempo para competir en el mercado mundial?

Sí. Actualmente las terminales están en primera línea, sobre todo la de Opcsa con Javier Esquivel, que se jubiló hace poco y que fue un pionero. Y La Luz también, claro.

Sus ascensos en la compañía no se pararon en el puesto de shipping manager ?

Avanzando el tiempo fui director de Miller, que fue comprada por la corporación marítima Boluda en el año 1994, poco antes de la jubilación de Cayetano Cuyás, y también representaba a las compañías en la asociación de consignatarios. Cuando José Juan Rodríguez Castillo pasó a Fedeport y a Fecol hubo elecciones y me nombraron a mí presidente de los consignatarios. Dos años antes de mi jubilación me convertí en consejero de la corporación marítima Boluda y en 2008 me jubilé tras 40 años. Ese mismo año me di de alta en el colegio de abogados y empecé a ejercer la abogacía.

¿El puerto se ve con más tranquilidad desde la distancia?

Sí. Yo tengo que decir de mi vida en el puerto que disfruté muchísimo. Me gustaba el trabajo que realizaba. Es muy absorbente, con muchísimas horas de dedicación, pero como a mí me gustaba y disfrutaba con él no representaba un sacrificio.

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