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Rebajas por obras en la calle Galicia

El cierre de la vía para construir un bulevar peatonal y los carriles del BRT reduce las ventas de los comercios

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Obras y cierre al tráfico de guaguas en la calle Galicia

El cierre de la calle Galicia desde el pasado mes de enero, para hacer un bulevar e instalar los carriles de la MetroGuagua, ha ahuyentado a los clientes de los comercios que sobreviven a duras penas y se quejan por el ruido, el polvo y la suciedad. Calculan que los clientes se han reducido entre un 30% y un 60% y algunos, como la boutique de tallas grandes Marisa Rivas le ha echado ingenio y humor al asunto e intenta atraer a los clientes que huyen de una calle destripada con un anuncio de "rebajas por obras". La tienda está cercada por las vallas. La inmensa mayoría de los comerciantes consultados espera que la calle quede mejor cuando se peatonalice y todos coinciden en su rechazo a la "tremenda lentitud" con la que se desarrollan las obras y la falta de información. También critican la "falta de consideración" de los encargados de la constructora para hacer más llevaderos a los vecinos y comerciantes los trastornos lógicos de una obra de estas características, que ha llenado la vía de vallas y trincheras. Los vecinos están divididos. Mientras unos se muestran convencidos de que la calle ganará mucho con la peatonalización, otros creen que la MetroGuagua "no es necesaria y es una metedura de pata".

El empresario Manuel Fleitas, dueño del Acuario Pura Vida, asegura que se enteró ayer de que iban a cortar el agua. "Yo tengo una tienda de acuarios y me he enterado de rebote del corte. Si me avisan no hay problema, pero la falta de información es brutal", se queja Fleitas, que también arremete contra los "malos modos" del "señor del tractor que esta mañana [por ayer] entró a toda velocidad en la calle, sin tener en cuenta que son personas las que caminan por la calle. A mí la obra me parece bien, porque supongo que quedará bonita la cosa. Lo que no me parece bien es la falta de personal que hay y la mala organización que tienen. Una obra de esta envergadura necesita más personal. La obra va muy lenta, porque son cuatro gatos".

Al igual que otros comerciantes, Fleitas reclama que se agilicen las obras porque están provocando la reducción de clientes. "Las ventas han disminuido aunque febrero es un mes malo. Los clientes se quejan de que no pueden acceder a la tienda. No hay aparcamientos y el tráfico es horrible, sobre todo por la tarde, cuando la zona se convierte en un caos. Quiero pensar que cuando sea peatonal, las cosas irán mejor y no subirán los alquileres".

Algo parecido opina Carlos, el dueño de De la Fuente Joyeros. "Se ha notado un montón la bajada de clientes porque pasa mucha menos gente", se queja. Hasta el miércoles sólo circulaban las guaguas, los taxis y los coches de los residentes. A partir de ayer sólo podían entrar, en sentido contrario, los vehículos de los residentes. "Las obras van muy lentas. Llevan dos meses y lo único que han hecho es levantar parte de la calle. Hasta ayer, que lo acondicionaron con cemento, esto estaba todo levantado con arena y tablas. Tú imagínate las señoras mayores y el resto de la gente. En la campaña del Día de los Enamorados no hice nada prácticamente", explica Carlos, que está convencido de que la calle "va a quedar más bonita y mejor y hasta puede que abran los negocios que están cerrados desde hace tiempo, pero deben hacer algo para que la obra tenga el menor impacto posible".

Javier, empleado de la agencia Viajes Halcón teme que si los trabajos -cuya duración está prevista para un mínimo de tres meses- se eternizan ocurra como en Néstor de la Torre hace varios años, cuando el corte de la calle por obras se saldó con el cierre de más de veinte comercios. Ha notado un descenso en la afluencia, que oscila entre el 60% y el 70%, y asegura que la obra le está haciendo daño al negocio.

"Los vecinos están un poco molestos porque cada dos por tres cambian una calle o la cortan y estamos un poco asustados porque también quieren hacer peatonal Mas de Gaminde. No hay información", critica Javier, mientras Rachida, de Muebles Bandama, ve "innecesario el gasto de la MetroGuagua, porque las guaguas funcionan bien por esta zona. Deberían gastarse ese dinero en arreglar la Avenida Marítima". Con resignación se lo está tomando Pilar. "Me quitaron el escalón y ahora me entra el agua. Me han dicho que lo van a arreglar".

María, una vecina jubilada, se muestra indignada con las obras. "Pon todo negativo, mi niña. No hay ciudad para hacer una MetroGuagua. Las guaguas funcionan de maravilla". Y algo parecido opina Manuel Santana, otro jubilado. Alicia, vecina de Víctor Hugo, está conforme: "Las cosas se hacen para mejorar. Había demasiados coches y guaguas por esta calle. Esto era un caos".

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