Anoche, en el partido entre España y Serbia, algo picó la cabeza del seleccionador nacional Lucas Mondelo. Miró al marcador y vio como la renta que tenía en el primer cuarto empezaba a difuminarse -un +11 gracias a un 20-9 en los primeros diez minutos de partido-. La reacción del combinado balcánico estaba efervesciendo. De repente, se habían colocado a solo cuatro puntos (22-18) y España, atónita, no encontraba la manera de parar aquel arreón.

En ese momento, Mondelo se atrevió. Cohibido quizá por su edad, pero sabedor de que posee demasiado talento, lo hizo. Tras quedarse sin minutos frente a Canadá y Turquía, puso en pista a Leticia Romero a falta de algo más de cinco minutos de cuarto. La base agüimense, en su tercer gran torneo con la selección absoluta -tiene la plata mundial de 2014 y el bronce continental del verano pasado- salió con el '2' a la espalda dispuesta a mandar.

Su entrada en la pista coincidió con el despertar de España. En el momento más complicado del partido, a Leticia Romero no le temblaron las manos para intentar poner orden junto a Marta Xargay en el juego de la selección. Más crítica fue la situación aún cuando gracias a Page, la selección dirigida por Marina Maljkovic -hija del mítico 'Boza', ganador de cuatro Euroligas- se colocó a solo dos puntos. El marcador estrechaba sus dígitos cada vez más.

España notó sus manos. La fluidez por fuera del arco creció e imprimió su carácter al resto del equipo. Con Astou Ndour y Laura Nicholls -que compartirán equipo la próxima temporada en el Ragusa de la competición italiana- más fuertes en la zona, Romero pudo dirigir. Su influencia se notó a la hora de clavar un parcial de 7-4 (29-22, siete puntos de ventaja) a las serbias en sus primeros minutos en pista y que España tomara aire.

Romero repartió un par de asistencias y erró en otro par de entregas. Una de esas asistencias falladas tenía encima el sello de La Paterna. Y es que unos pasos por delante de la línea divisoria, la base grancanaria colgó un balón a Astou Ndour, compañera durante muchos años en el CB Islas Canarias. A la pívot de origen senegalés se le escurrió el balón de sus enormes brazos por muy poco. Era la reproducción de una canasta mil veces trazada durante tantas tardes de entrenamiento al cobijo de Domingo Díaz y Begoña Santana. Una jugada que seguro que tendrá una culminación perfecta en breve.

El reloj del cuarto corría y España conseguía mantener una renta aceptable antes de irse al descanso. Todo con una Astou Ndour imperial, dura en el rebote; letal en la definición contra tablero. El parcial desde la entrada de Leticia Romero, alcanzó el 11-10, un punto a favor en su balance particular. Mondelo, en el banquillo, debía de estar satisfecho con su decisión. España recuperó el color y evitó la asfixia de las balcánicas en el marcador. La de Agüimes no volvió a salir en todo el choque, pero aquellos cinco minutos tendrán su trascendencia en la eternidad. Están en la final.