Se equivoca la izquierda atacando a Salvador Sostres por haber dicho que le gustan las adolescentes, "con sus coñitos tiernos del primer rasurado, que todavía no huelen a ácido úrico". Se equivoca porque: A) El que le guste a Sostres es indiferente e inocuo. Sus preferencias sexuales están tan a su alcance (gratis, se entiende) como peinarse.

B) Cuando Pepe Carvalho se siente viejo, pasea por las Ramblas, y si nota que todavía no le gustan las adolescentes, queda tranquilo: significa que no ha envejecido. Sostres tiene poco más de 30 años, pero sus escritos y su imagen denotan que ya hace mucho tiempo que es viejo, probablemente ya nació, así que es normal que le gusten jovencitas. El caso contrario sí que sería preocupante.

C) Sostres ha escrito cosas más reprobables sin que nadie levantara la voz: que el castellano lo hablan los pobres, que con el terremoto de Haiti la tierra «menstrua», o sea, elimina impurezas, etc. Como se ve, ni siquiera provoca, sólo intenta escandalizar. Sabe que provocar requiere tener talento y por eso renuncia.

D) Y sobre todo, se equivoca la izquierda porque Sostres no es rival. Sus escritos se leen con media mueca de conmiseración y se olvidan al girar página, no suponen más molestia que una mosca que se asusta con la mano.

Los auténticos-y por tanto peligrosos-rivales de la izquierda son los conservadores que escriben bien y son inteligentes, no él. A Arcadi Espada, Pedro J. Ramírez, Jiménez Losantos, Luis María Anson, incluso Sánchez Dragó. Probablemente tenga que ver con su talla intelectual que no han tenido la vida solucionada desde su nacimiento, como Sostres. Han tenido que trabajar para ser alguien. Eso curte. Sostres no escribe nada que no se escuche cada día de boca de un borracho en la barra de un bar, y tiene similar trascendencia.

Es injusto que la sociedad sea permisiva con las opiniones de los borrachos y en cambio ataque cruelmente al pobre Sostres. De nada, compañero.