En plena crisis, algunos ciudadanos se cuestionan el importante monto de las obras del Cabildo. Se podían haber hecho con mayor austeridad, qué duda cabe. Se extiende el runrún de que debía haberse medido la megalomanía y frenado el derroche. Las obras se contrataron en tiempos de vacas gordas, que difícilmente volverán. No está bien conceptuada la clase política y falta por saber si el espectacular palacio hará que la isla recupere iniciativa y energías que ahora no posee. Pues Gran Canaria se ha ido quedando atrás, falta de impulso. El palacio fue inaugurado en petit comité, sin que el pueblo llano -que paga sus impuestos- lo viera ni por el forro. La clase política se considera por encima del bien y del mal, no tiene que dar cuentas, faltaría más. Si Carmelo Artiles, aquel hombre humilde, levantara la cabeza a lo mejor pensaría que sobra escenografía y falta eficacia en la gestión. Por otro lado, adivinar el futuro es una cosa que a todos nos gustaría, por eso los augures, las sibilas, los astrólogos y los oráculos tuvieron éxito. Dicen que Julio César, Napoleón o Hitler consultaban las predicciones antes de abordar las operaciones militares. En el mundo rural las cabañuelas permitían adivinar si el año sería bueno de lluvias o de calores, si daría buenas cosechas o lo contrario. Y ahora que se aproxima el 22-M los partidos regionales contratan a sus adivinos. También aquí se han dado sondeos que han enojado a más de cuatro, pues en algunos casos parecen dictaminados siguiendo el rumboso criterio de quien paga el ceremonial. Siempre se dice que para los que están en el poder es fácil conservar el poder, peor lo tienen los aspirantes. Sin embargo, la historia está llena de fallos estrepitosos. Y como el 22 de mayo hay factores locales de difícil evaluación, como el votante muchas veces actúa más por la empatía con el aspirante que por el partido que representa, vienen sorpresas a porrillo. En ciertos municipios, como Telde, la proliferación de ofertas, con la aparición de nuevas formaciones políticas pensadas solo para estas elecciones, hace que la adivinación sea más complicada todavía. La política continúa siendo una profesión apetecible. Falta que las listas de verdad incluyan a los mejores.