Aunque hay un evidente interés por acallar lo que está ocurriendo en un pequeño país europeo las noticias circulan, por Internet, y puede contrastarse la información si se quiere conocer la realidad social y económica de lo que allí está ocurriendo.

Las desproporcionadas e inmorales ganancias de las grandes multinacionales van siempre a parar a cauces financieros, en una urdimbre compleja donde la banca configura, en forma de dinero, los intereses de los grandes poderes económicos mundiales. Todo lo que vaya en contra de ese emporio, compuesto por un sinfín de empresas en un entramado de ingeniería bancaria para evadir toda clase de impuestos, es silenciado, bloqueado y cercenado por los grandes poderes económicos globales. Los islandeses, en plena conciencia de que sus bancos habían quebrado, como consecuencia de la voracidad de estos últimos, tomaron la decisión de que el pasivo del Estado no debía tapar los agujeros de la codicia bancaria nacional. También acordaron, en total coherencia, con la defensa de sus recursos públicos, no hacerse cargo de las deudas que sus bancos habían contraído con otras entidades financieras foráneas. La actitud de ese pueblo frente a empresas privadas que pusieron al borde del colapso la economía islandesa ha sido severamente criticada por los sectores económicos financieros privados, del resto de Europa, EE UU y Japón. Ahora se pretende el uso del chantaje a Islandia, a través del FMI, mediante presiones para no permitirle capacidad de endeudamiento. Todo ello con el fin de que depongan su actitud rebelde hacia los intereses de la élite financiera mundial. Si el comportamiento de ese pueblo se hubiera extendido por toda Europa, en España al amparo del artículo 128 de la CE, la crisis ocasionada por las burbujas especulativas financieras internacionales hubiese adquirido un color diferente: se hubiese abierto la puerta a un modelo económico, más justo y democrático, porque, por primera vez, se hubiera castigado, en justicia, a las inmorales plusvalías de los grandes capitalistas financieros.