En sus reflexiones sobre el presente y futuro del tourismo en la Gran Canaria de 1907, el señor Portela Lozano (Méquiz) apostaba por la creación de una sociedad cívica de fomento e impulso del tourismo, vaticinando que en aquella industria estaba el futuro económico de Canarias y Gran Canaria como así ha sido. Se lamentaba Méquiz de que mientras en Barcelona, a pesar de no necesitar estímulos para el tourismo "...había entrado en funciones una junta encargada de todo lo relacionado con la atracción del forastero..." En Gran Canaria no prosperaba este tipo de iniciativas a pesar de la existencia de un Comisario Regio de Turismo, hasta que en el año 1915 se creó la Sociedad de Fomento y Turismo cuya preocupación por la información turística les llevó a instalar una oficina en el Muelle de Santa Catalina previa autorización de la Junta de Obras del Puerto. A partir de este momento, la implicación de las administraciones públicas y de la sociedad civil grancanaria en la actividad turística no ha cejado ni en el tiempo ni en el empeño. Por fin, alguien con sensatez había escuchado las premoniciones de aquel visionario de la industria turística como lo fue Francisco Portela Lozano (Méquiz).

En 1928 se constituyó el Patronato Provincial de Turismo, integrado por el Cabildo Insular de Gran Canaria, la Junta de Obras del Puerto, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, la Cámara de Comercio, la Patronal de Comerciantes, la Patronal de Consignatarios, además de representantes de la prensa local y de la industria hotelera. Con su impulso y la intervención de profesionales de sobrada confianza y solvencia en materia urbanística y artística, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y la Isla se fueron dotando de infraestructuras y espacios públicos cuyos atractivos -sumados a las bondades del clima- se convirtieron en valores añadidos tanto para los que moramos en ella como para los turistas que nos visitan. Es así como el tándem formado por los hermanos Néstor y Miguel Martín Fernández de la Torre recibieron en 1934 el respaldo oficial a sus proyectos entre los que destacan: los diseños sobre tipismo grancanario, la construcción del Museo Néstor en 1940 -tras la muerte del artista en 1938-, la Casa del Turismo en el Parque de Santa Catalina y El Mirador de la Caldera de Bandama que fueron inaugurados en 1945 con motivo de la visita a Gran Canaria del director general de Turismo Don Luis Bolín Bidwell, quien ya entonces mostró su interés por las posibilidades turísticas del Sur de la Isla desplazándose a Maspalomas. El Museo Néstor acabaría integrado en el recinto del Pueblo Canario cuyas obras se terminaron en 1956, siendo uno de los espacios emblemáticos y de referencia para el turismo, aun en tiempos de decadencia.

El surgimiento de la ciudad turística Maspalomas Costa Canaria en el Sur de la Isla, a la que se sumaría posteriormente Costa Mogán, el consiguiente trasvase del turismo desde la Capital hacia aquella zona y la promoción del destino centrando sus fortalezas en el sol y playa, hizo que la actividad turística en Las Palmas de Gran Canaria y en toda la Isla quedara prácticamente reducida a excursiones, algunas compras y visitas puntuales que en los momentos de crisis también se han reducido y que junto a la lentitud en el desarrollo de nuevos proyectos en nada benefician.

¿Por qué se ha vivido en el Sur de la Isla veinticinco años de impulso y otros tantos de autocomplacencia, hasta llegar a la obsolescencia pensando que éramos únicos en el mundo y que no teníamos competidores? ¿Cuánto tiempo más vamos a estar con ese gran patrimonio cultural repartido por toda la Isla y que custodia el Cabildo de Gran Canaria sin ninguna perspectiva profesional de comercialización en el sector turístico? ¿Cuántos años llevan esperando los castillos de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria -La Luz, Mata y San Francisco- para su restauración y creación de una ruta? ¿Cabría la celebración de un carnaval de verano en Maspalomas? ¿Para cuándo la agenda insular anual de eventos -que miren que los hay- para que los agentes del sector turístico los conozcan con tiempo de antelación y los puedan ofertar? ¿Por qué se ha ido descafeinando un producto de excelencia cultural y turística como el Festival de Música de Canarias?

La lista de interrogantes es bastante extensa y sé que a lo largo de más de un siglo de turismo ha habido quienes han soñado la Isla y cada uno de sus rincones con la idea de mejorar y aumentar más aún si cabe nuestro patrimonio natural y cultural en unos casos, y en otros, para depredarlo con acciones especulativas. Si Gran Canaria tiene una oferta plural tanto alojativa y de conectividad aérea como de precios de los paquetes turísticos, será porque habrá diversos perfiles entre el turismo que nos visita, por lo que además de productos bien estructurados habría que ir maquetando todo aquello que tiene visos de futuro, de negocio y de fidelización y mientras tanto batallar por guarecer alguna tradición en el Sur de la Isla y en Las Palmas capital que no sea el carnaval, porque el resto de los municipios sí que han ido creando o manteniendo lo poco o mucho que tenían como es el caso de La Rama en Agaete, El Charco en La Aldea, la Romería del Pino en Teror o la Fiesta del Almendro en Flor en Tejeda y Valsequillo, entre otras muchas.

"¿Y el Ayuntamiento capitalino no podría iniciar algo mientras tanto? Ahora que está discutiendo el presupuesto municipal para el próximo ejercicio, cabría introducir algunas novedades baratas, pero útiles, para el fomento, y mejor aún para la reforma de nuestros usos, harto anticuados, en diversos órdenes de la vida, y que nos hacen desmerecer a los ojos del forastero... Y la Sociedad Económica de Amigos del País, en unión de la Cámara de Comercio, o de otro centro análogo ¿no se sienten con alguna vocación en este interesante particular?" Las reflexiones de Méquiz en las páginas de Diario de Las Palmas de 1907 son extensibles actualmente a todas las administraciones públicas y entidades privadas por lo que de repercusión directa y sinergética tiene la industria turística sobre el resto de los sectores productivos. Si turismo somos todos -algunos más que otros- es hora de demostrarlo que hablarlo ya lo hemos hecho.