Varias empresas médicas del mundo la están liando con la intención de que la persona no trasponga hasta que cumpla unos 500 años.
La idea es irnos inoculando una serie de nanopartículas en la sangre que vayan detectando y arreglando los desperfectos según vayan surgiendo. Y también microrrobots en el interior de uno que van taponando úrsulas y mutaciones de diviesos y equilibrando los moños revirados.
Así durante cinco siglos, inglés. Personalmente me alegro de que aún falte cierto tiempo para llegar a dar con la tecla del humano del medio milenio. No quisiera pensar lo que sería cubrir un simulacro de accidente aéreo en agosto en la esteparia Montaña Arena a 40 grados centígrados y con 482 años de edad.
O peor aún, una romería, ahí bajando por la calle principal de un pueblo detrás de una vaca con gases de 1.635 años -la investigación con bichos siempre ha ido más avanzada-, acompañados por unos romeros hartos de rones y enralados cuya edad media se encuentre en los 350 años y que encima te relaten que las romerías de hace dos siglos, amigo, sí que eran romerías.
Tenga presente que si hay gente que no se jubila hasta los 70 años y más, con un horizonte de este tipo usted tendría que ir al tajo con un taca-taca biónico con luces LED, o con las coñonas luces que existan en ese futuro.
Aunque probablemente sean los propios ojos los que usted encienda a placer. Ojo largo para el pasillo. Ojo corto para leer en la cama. Ojo derecho si gira a la cocina. Ojo izquierdo para el baño. Y con una dentadura robótica con diversos programas para masticar o chupar el según qué, y potencias que irán del 1, para rapaduras, al 10 para purés, caldos espiritísimos y sopas de pan.
Pero si ya este panorama resulta perturbador observemos qué ocurriría en el espectro político si hoy quitar a Bravo de Laguna, de 71 años, por Mercedes Roldós, en vísperas de los 60, es toda "una renovación generacional" para el PP, según expresó sobre este vertiginoso regreso al futuro un antropólogo de este dinámico, rompedor y siempre divertido partido, que considerará pues a un candidato de 429 años un bebé de teta.
Y ni les cuento, porque se me está estrechando el espacio de escribir hasta límites alarmantes, el periodo de resolución de los asuntos judiciales de nuestros adelantados. El caso Faycán, for example, se tendría que resolver en el juzgado número 12 de Alfa Centauri, una vez la humanidad emigre tras la ruina del planeta.
