Ventura Codina, nuestro experto en temas históricos y sociales, llega a la tertulia de Cairasco y después del saludo de cortesía se echa las manos a la cabeza, manifestando así la caricaturización de cómo a priori se crea el elenco de representantes en la Carrera de San Jerónimo, según se sube desde Neptuno a mano derecha. Ahora entra una nueva camada proveniente del ámbito mesetario y de las diversas periferias y etnias regionales. El avispado Lino Torres no deja de hacer un lógico paralelismo con la cercana Cibeles, que ha dado nombre a la afamada pasarela de figurines y petimetres ya que cuando se habla del efecto cremallera, su mente se traslada rápidamente a un taller de alta costura. Parece que los patrones que se usan para confeccionar los vestidos de la próxima temporada son los que se aplican para elaborar el listado de candidaturas, hecho que puede ser positivo, pero afirma de manera contundente que lo que ha de primar son los perfiles, la formación, el grado de experiencia y la actividad consolidada. Carmen Fuentes, en su condición de fémina, también está de acuerdo, ya que la cosa pública es más seria de lo que parece. La tertulia, entre sorbos de café y palabras afiladas, se anima ya que se pone sobre la mesa el grado de sordera y la falta de comprensión lectora de los medios de comunicación cuando los staff de los partidos trazan el perfil de los aspirantes que, en gran medida, se postulan a sí mismos como valedores de la representatividad. Los amagos de celebrar primarias en su seno se han quedado en eso, en meras tentativas, aunque luego en los programas electorales pretendan imponerlas de manera prioritaria mediante ley. Marcial Pulido dispara su mirada escrutadora hacia atrás y ve la época de la Transición, en la que los llamados padres de la patria eran personajes, no sólo caballerosos, sino con una formación jurídica, económica y oratoria de solvencia, baqueteados en la cosa pública desde ámbitos corporativos, sindicales o vecinales, con capacidad para sacar adelante los problemas de la ciudadanía de una región. En muchos casos, estudiosos opositores de pata negra en cualquiera de las ramas del saber. Ahora se impone el efecto cremallera, el granero de votos populistas cuando no el pago a la ineficacia. En nuestro ámbito, la prensa y la radio han puesto en sus ondas y en sus páginas valoraciones nada edificantes que pueden sonrojar al menos sensible de los pretendientes. Pero eso se obvia y, en cierta medida, se opta por el taller de alta costura. Las boutiques del entorno de Neptuno se están frotando las manos.
