La Provincia - Diario de Las Palmas

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¿Dónde está el águila de Triana?

Con asombro -y por supuesto con gran disgusto- los habituales paseantes de la calle de Triana han advertido desde hace unas semanas la desaparición, de la esquina de aquella populosa vía con la de Travieso, de una de las señas de identidad del aquel entorno: la que popularmente es conocido como "el águila de Triana". Temerosos de que, una vez más se produzca un nuevo atentado con una de esas señas de identidad nos apresuramos a poner en alerta a quien corresponda para evitar el presumible desaguisado.

Recordemos que entre 1991 y 1994 ya estuvo ausente del aquel lugar para su reparación por estar muy deteriorada el águila que desde 1928 se convirtió en una referencia y que durante los últimos ochenta años ha formado parte de la postal antaño nostálgica y evocadora de la populosa más importante vía comercial de la ciudad con comercios, algunos desaparecidos, que abrieron y mantuvieron durante varias décadas importantes hombres emprendedores como Tomás Lozano, Manuel Campos y Luis Rivero, Francisco Lisón, por recordar algunos, y otros establecidos por foráneos que se integraron plenamente entre nosotros llegados desde fuera de la isla, desde la India como Chellaran o de Alemania, como Oscar Ernts o Juan Pflüger, cuyos herederos generacionales continúan con los negocios. Hablamos de la populosa vía en un uno de los momentos, tal vez, de mayor esplendor porque al tiempo que albergaba los grandes y clásicos establecimientos comerciales de la época vivían muchas de las conocidas familias de Las Palmas en suntuosos edificios de encantadoras fachadas, algunas modernistas, algunos proyectados por Laureano Arroyo o Fernando Navarro.

La popular y entrañable águila fue mandada colocar por Antonia Medina Barrera, ya viuda del médico establecido en San Mateo Isidro Ezquerra Corrigüela, con quien se había casado, en una de las tres tiendas que en aquel ya lejano año abrió en Triana para que fueran explotadas por sus tres hijos varones: a Mauricio lo puso al frente de calzados La Campana, (que fue quitada por los años sesenta y que nos dicen se encuentra en una finca de Santa Brígida) situada en la esquina Triana-Torres; a Rafael, en otra tienda de calzados conocida como Peletería La Gloria establecida en la esquina sur de Triana-Travieso y, enfrente, en la otra esquina, a Isidro, la sombrerería El Águila", razón por la que se ocurrió a la señora poner un ave gigante para llamar la atención, según referencias aportadas por el amigo Federico Carbajo Falcón, que conserva una copia del dibujo original que hubo de presentarse al Ayuntamiento para su aprobación en 1928. Estas notas están ilustradas con una foto del águila obtenida hace algunos años cuando fue sometida a una restauración, y que ahora ha desaparecido.

La viuda de Ezquerra encargó la hechura a su vecino de la calle Luis Millares y funcionario del Banco de España Antonio Cabrera Marrero, que había estudiado Bellas Artes en Madrid, que daba clases de dibujo en el Colegio de San Agustín, y se dedicaba como afición a la restauración algunas imágenes religiosas, quien encomendó a su vecino al latonero Manuel Alemán Arroyo, conocido como Manolito el latonero la construcción del armazón de hierro, el cuerpo y las alas, que configuraría en su estructura. Terminada ésta el bueno de Antonio Cabrera, ayudado por su mujer y su hijo Benigno, se ejercitó en la materialización de la figura para lo que empleó arpillera, escayola (también conocido en aquella época como "blanco de España") y engrudo. El águila se colocó con la debida licencia municipal entre agosto y septiembre de 1928 permaneciendo hasta 1991 en que, bastante deteriorada por las inclemencias del tiempo durante los sesenta y tres años que allí había permanecido, algunos comerciantes de Triana con la ayuda de Jesús Gómez Rodríguez consideraron necesaria su reparación que efectuó desinteresadamente Manuel López Marrero quien se cuidó de respetar la figura original, limitándose a reparar el pico, las garras y ponerle ojos de plástico, además de reforzar sus alas con malla y alambres galvanizados y proteger sus materiales con pinturas antióxido. De nuevo en enero de 1994 el águila volvió al lugar donde la escultura había sido colocada más de medio siglo antes y allí continuaba para deleite de los viandantes y referencia de la populosa y comercial vía capitalina hasta hace unas semanas que ha desaparecido. ¿Por qué razón? ¿Donde se encuentra? ¿Y qué será de ella? Esperamos que sea una desaparición momentánea y que pronto volvamos a verla en aquella esquina.

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