La Provincia - Diario de Las Palmas

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El paro se pinta los labios

La EPA vuelve a dar a las mujeres en los morros. Un trimestre más, las gráficas disparan los fríos y anónimos datos para estamparnos la desigualdad en plena cara. Otra vez.

Es cierto que 2015 finaliza con más empleo, lo que viene a significar que vamos saliendo de esta aunque otro cuento y otra cuenta será con qué salarios y con qué precariedad. Pero no todo es jolgorio. La EPA no da para tanta fiesta. En Canarias, todavía estremece una tasa de paro del 26,7%, casi 6 puntos porcentuales por encima del conjunto de España, y con una brecha entre mujeres y hombres que no hay forma de cerrar. Como en anteriores trimestres, el paro se pinta los labios. La tasa femenina en las Islas llega al 27,7% frente al 25,9% de la masculina, diferencias que se repiten, con mayor o menor margen, en todas las encuestas precedentes.

Si bajamos por provincias, que alguien me lo explique. Mientras en S/C de Tenerife la tasa de paro en mujeres es del 25%, en Las Palmas se eleva hasta el 30% según los datos del INE.

Ya no es la formación la excusa que aguanta las diferencias. Hoy, por ejemplo, las mujeres españolas suponen el 60% de los universitarios, cualificación que debería valer algo más que el paquete de kleenex que todas tenemos, pero nunca encontramos, en el bolso.

Lo que sucede es que la desigualdad persiste y, además, se enquista. Acceder al mercado laboral, permanecer en él o cobrar el mismo salario por el mismo trabajo es, sobre todo, cosa de hombres y un coñac. De qué si no, como acredita la OCDE, cuantos más hijos tiene una mujer peor es su capacidad para subirse al tren del empleo. Y que no me digan que la solución es ponerse en modo Bescansa (trabajo-teta-niño) porque esto es bastante más serio. Una sociedad retrasada no solo se mide por el escaso PIB que genera; también lo es por su manera de producir su riqueza dejando atrás a un sector de la población -el femenino- que tanto tiene que aportar. Un activo que debería ser la joya de un país porque lo mismo pare, con la misión de garantizar su supervivencia, que monta una empresa, forma alumnos o aprieta tornillos.

Sí. Se entiende, se defiende y hasta se lidera pero con los dientes apretados y la boca chica. Para muchos, mantener el discurso de la igualdad dura lo que tarda en llegar una baja maternal, horarios flexibles, compartir las tareas domésticas o educar a los hijos en común. Por eso somos un país retrasado aunque nuestro PIB crezca como ninguno. Por eso somos un país de troleros que dice una cosa mientras hace la contraria. Y, por eso, somos un país verbenero que, con el traje de fiesta, salimos al mundo para seguirle pintando los labios al paro.

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