La Provincia - Diario de Las Palmas

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Papel vegetal

Gobierno normal

Un "gobierno normal" nos propone ahora el hombre al frente de un gobierno de cuatro años al que debemos la gran anomalía europea, al menos de Europa occidental.

¿O no es anomalía en Europa que el presidente de un partido que ha amparado la corrupción en su seno, un partido que ha destruido un ordenador para supuestamente ocultar los datos comprometedores que contenía, no dimitiese inmediatamente?

¿Un gobierno normal como el por él presidido durante cuatro años en los que la corrupción a todos los niveles y en todos los ámbitos, sobre todo los relacionados con la construcción y el urbanismo, ha alcanzado niveles de auténtica vergüenza?

El gobierno de un país donde, como nos recordaba el otro día un periódico hay un millar largo de políticos, es cierto que no sólo de ese partido, con causas judiciales pendientes y donde los juzgados están totalmente desbordados por tanto trabajo.

El gobierno de un partido que, aunque fuese en una etapa anterior, tuvo como vicepresidente del Gobierno y superministro económico a un personaje luego acusado de fraude fiscal, blanqueo de capitales y de otros delitos.

Un gobierno que aprobó una reforma laboral que no ha hecho más que facilitar el despido, precarizar el empleo y aumentar el contingente de esos que ahora llamamos "trabajadores pobres", fenómeno que no es sólo nuestro, pero que aquí registra especial gravedad.

¿Un gobierno normal el que, en vista de las protestas que provocan en la calle sus cada vez más impopulares medidas, aprueba una ley que bautiza como de "seguridad pública" y cuyo principal objetivo es disuadir de la libre expresión del descontento ciudadano con sanciones totalmente desproporcionadas?

Un gobierno que ha politizado la justicia, pervirtiendo el espíritu de esa constitución que tanto dice defender, y que ha colonizado otras instituciones del Estado y medios de comunicación públicos con el efecto de que éstos han perdido al mismo ritmo credibilidad y espectadores.

Un gobierno que se ha enfrentado a todo tipo de colectivos con reformas que jamás ha consultado antes con los afectados y que ha premiado además a uno de sus peores ministros con un puesto diplomático en París.

Un gobierno que ha permitido que nuestra sanidad pública, admirada en otros países, entre ellos en el Reino Unido, la patria del NHS, el Servicio Nacional de Salud, se haya deteriorado hasta extremos impensables hace años.

Un gobierno que no ha hecho nada para impedir que sus jóvenes, muchos de ellos universitarios, se hayan visto obligados a buscar trabajo fuera sin poder devolver al país lo que éste hizo por ellos.

Un gobierno cuya inacción, falta de empatía e incapacidad para el diálogo ha hecho crecer fuertemente el independentismo en una parte vital de España.

¿Qué entenderá don Mariano Rajoy por un "gobierno normal"?

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