La Provincia - Diario de Las Palmas

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Cine '¡Ave, César!'

Algo pasa en Hollywood

Desde hace muchos años, mucho antes de dirigir la película Barton Fink (1991), sobre un guionista de Hollywood que sufre un bloqueo mental, los hermanos Coen tenían rondándoles por la cabeza el argumento de ¡Ave, César!. Pero no ha sido hasta ahora, después de veinticinco años, de una filmografía marcada por la comedia, aunque con cuatro películas tan diferentes como Fargo (1996), No es país para viejos (2007), Valor de ley (2010) y A propósito de Llewyn Davis (2013), que Joel y Ethan Coen han conseguido no sólo su película más divertida, sino también su obra más personal y, sin duda, uno de los títulos clave del subgénero del cine dentro del cine, cuyo mayor exponente fue, es y será El crepúsculo de los dioses de Billy Wilder, la mejor película jamás hecha en Hollywood sobre Hollywood, según el crítico Andrew Sarris.

¡Ave, César! rinde homenaje al Hollywood más clásico, al de los grandes estudios como Metro-Goldwyn-Mayer, Paramount y 20th Century Fox, y también al de los grandes despilfarros. El título del decimoséptimo largometraje de los hermanos Coen es, sin duda, una invitación a la nostalgia a la hora de contemplar, de dejarse llevar, más bien, por las idas y venidas de Eddie Mannix (Josh Brolin), un tipo encargado de resolver los contratiempos de las estrellas (antojos, caprichos, embarazos no deseados) o, en el peor de los casos, los retrasos en los rodajes. La cosa no se le da mal del todo hasta que es secuestrada la mayor estrella del estudio Capitol Pictures, Baird Whitlock (George Clooney), a dos días de finalizar un peplum con ribetes religiosos.

¡Ave, César! podría emplearse como arma arrojadiza contra esa ingente horda de cineastas modernillos que reniegan del cine en blanco y negro, y aún más del cine en tecnicolor de tres colores. Porque esta obra jocosa y verídica (la historia está inspirada en el personaje real de Eddie Mannix) posee las mejores virtudes del cine que homenajea, un cine que ya no se hace, pues antes era cine de actor o actriz que por sí solo llenaba las salas, y ahora es más "cine de director". No obstante, ¡Ave, César! juega en las dos ligas, y quiero pensar que Billy Wilder, de vivir, la habría aplaudido.

Aunque lo expuesto hasta ahora es suficiente para garantizar el disfrute de la película, conviene añadir que además de excelentes directores y guionistas, los hermanos Coen son unos estupendos directores de actores. En sus manos, Josh Brolin y Ralph Fiennes hacen un trabajo apasionante, de enorme riqueza. También Scarlett Johansson y Channing Tatum están muy bien, otorgándole credibilidad a sus respectivos personajes, pero da la impresión que a Clooney los hermanos Coen deberían haberle sacado mayor partido. No está mal, pero está mejor en los anuncios del café Nespresso.

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