La Provincia - Diario de Las Palmas

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Mirando a África

Marruecos, llegar o no llegar

Las circunstancias políticas de los últimos cuarenta años han llevado a que nuestros políticos mantengan con nuestro vecino más cercano, Marruecos, una postura deliberadamente ambigua. Marruecos, para nuestros dirigentes, es un país que comienza en Agadir y sube por la costa hasta el estrecho de Gibraltar. Es comprensible que no quieran saber nada de lo que ocurre de Agadir hacia el sur, hasta la frontera con Mauritania. Es el territorio del antiguo Sáhara Español, una zona en conflicto, o eso dicen, una espina con la que temen pincharse cada vez que se abrazan con el marroquí.

Esa indefinición política provoca que todas las propuestas empresariales por parte de las instituciones canarias (cámaras de comercio, Proexca, Cabildos) se dirijan a Casablanca y Agadir. Está claro que estos dos destinos son los principales, sobre todo por sus conexiones aéreas y marítimas con el Archipiélago. Casablanca es la puerta del norte y Agadir la del sur. La feliz insistencia de algunas entidades canarias ha logrado la apertura de rutas aéreas con Tenerife, lo que puede ayudar a dar los primeros pasos en esta isla.

Pero hace falta más. El avión sirve para llevar personas, pero no para mercancías, sobre todo cuando estas líneas aéreas no garantizan disponer de un espacio adecuado y continuo para carga. Se está a resultas del volumen de equipaje de los pasajeros, lo que es inseguro e insuficiente para un tráfico comercial al uso. Por ello, para llevar mercancías a Marruecos es necesario utilizar el barco. Al día de hoy es mucho más barato colocar un contenedor en Marruecos proveniente de la Península que de Canarias, a pesar de la distancia relativa.

El precio del flete de Algeciras a Agadir es como mínimo un tercio más económico que hacerlo desde Las Palmas, y no hablemos desde Tenerife. Se puede dar incluso el contrasentido de que un contenedor embarcado en Las Palmas, vaya primero a Algeciras y desde allí a Agadir. Estamos pues, en inferioridad de condiciones. Va a ser difícil que podamos ser competitivos con los productos enviados desde Andalucía. Y eso en cuanto a la exportación, en cuanto al comercio. En cualquier otra actividad empresarial que no implique desplazamiento de mercancías no estamos tampoco en condiciones ventajosas. La implantación de una empresa en Marruecos exige utilizar los recursos propios del país para levantarla, o bien importarlos desde España. Pero, en este último caso, ¿de dónde creen que sale más barato traer el material? De la Península, por descontado.

Por eso, el objetivo principal de los políticos no debe ser tanto organizar misiones comerciales a las distintas ciudades marroquíes, sino lograr que el traslado de personas y mercancías pueda ponernos en posición de poder competir con otras empresas españolas. ¿Cómo? Es muy simple. Consiguiendo que el precio de la conectividad sea igual, no hace falta que sea más barato, que el que disfrutan las empresas peninsulares. Y eso se puede hacer. Solo es cuestión de voluntad política en destinar los fondos de todos a algo que beneficie a todos. Eso, y levantar la vista de los zapatos para mirar al horizonte.

(*) Director jurídico de la consultora BMG África. gambin@bmgafrica.com

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