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Zigurat

Afroamericana en el dólar

La deuda de los Estados Unidos de Norteamérica con la comunidad afroamericana -ahora otra vez negros- no creo que se salde nunca, a pesar de haber tenido en su breve historia relevantes ejemplos en política, derechos civiles y principalmente en la música, hombres y mujeres que han dado lo mejor de su talento en el pasado siglo XX. Un negro llegó a la presidencia del imperio no sin problemas y con la oposición de muchas personas, políticas o no, dentro de su propia casa.

Pero los negros vuelven a estar en las noticias porque los miembros del Tesoro de los EEUU han decidido estampar billetes de 20 dólares con la imagen de una mujer que fue esclava en los campos y posteriormente una preclara activista de los derechos de los negros, o sea, derechos humanos, porque en aquellos años algunos no tenían el concepto claro y confundían negros con bestias.

No ha habido en la historia escrita pasajes tan ignominiosos como el tráfico de personas, que no consideradas como tales fueron arrancadas de África por más de 5 millones y llevadas a casi todos los confines del mundo, amarrados, encadenados, desnudos y sin identidad.

En Norteamérica tuvieron que empezar a soñar con la identidad perdida y cuando se convirtieron en nativos afroamericanos e hicieron ese continente suyo, aún no habían alcanzado la libertad; porque una cosa fue la abolición y la guerra civil americana y otra muy distinta las leyes de segregación racial que aún siguen vigentes. Son leyes no escritas pero que forman parte de la cotidianeidad de la comunidad negra, que es la más pobre y a la que más se margina -sin contar a los nativos indios que ya casi ni quedan en sus reservas y absolutamente desprotegidos y sumidos en la bruma del alcohol-. A esta población afroamericana la escogieron desde un principio para hacer experimentos de toda clase y ya les pasó con el ensayo de una vacuna allá por los años cincuenta del pasado siglo que mató a muchos y a otros dejó minusválidos y por lo que Clinton pidió perdón cuando era presidente.

Esta mujer que aparecerá en el billete de veinte dólares se llamaba Harriet Tubman (1820-1913) tiene una biografía muy interesante dada su condición de esclava, liberada y abolicionista, teniendo en cuenta las fechas históricas, época muy dura para los precursores de la liberación de los aherrojados.

Aún hoy siguen sin ver todos sus derechos reconocidos aunque, vuelvo y repito, según la constitución no haya discriminación por circunstancias, sea racial o de cualquier otra índole.

Jamás se podrá saldar esta deuda que tenemos con la población negra en todas las partes del globo donde fueron a dar con sus huesos en las alquerías de las haciendas, en los galpones o cuarterías de las plantaciones, incluidas estas islas. No es lugar para hablar del impresionante legado cultural que han dejado y dejan -cuando los dejan-: sólo un ejemplo: ni los Beatles existirían sin la música pop del siglo XX, que quieran o no tiene color negro? o el mismísimo jazz, excesivamente intelectualizado por los? blancos.

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