Cuántas horas hemos dedicado en nuestras vidas a soñar y a hacernos ilusiones de muchas metas y cosas que nunca hemos podido lograr. Personalmente siempre he creído que el mundo es el que tenemos cada uno de nosotros en nuestra mente, y en nuestro optimismo y corazones, porque es muy positivo soñar y tener ilusiones, de lo contrario, nos pasaríamos la vida metidos en un círculo de problemas y desilusiones.
Evidentemente, todos hemos observado que muchas personas se sienten muy desilusionadas, porque la vida no ha sido muy halagüeña con ellas, aunque hayan tenido una actitud muy positiva, porque los problemas nunca vienen solos y no hace falta buscarlos.
Todos somos conscientes de que muchos seres humanos están pasándolo mal, por las circunstancias de la época que les ha tocado vivir, y aunque parezca lo contrario, todos tenemos problemas y quienes dicen lo contrario, mienten. Si a estas personas les quitamos la ilusión ¿qué les queda? Seguramente, sus maravillosos sueños llenos de esperanzas. Ya lo decía Calderón de la Barca en sus versos "que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son".
Y es que nadie nos puede prohibir que soñemos despiertos con todo aquello que nos hace felices o que tengamos ilusiones. Como dicen los ingleses "all in the mind", "todo está en la mente". No debemos olvidar que dios ha puesto las cosas buenas de la vida en nuestro camino para que podamos disfrutarlas sin ninguna excepción. A pesar de todos los escollos y dificultades que aparezcan en nuestro andar, sabemos que la vida es maravillosa y siempre merece la pena seguir adelante con ilusión y esperanza, así como disfrutar de lo que nos rodea a pesar de ellos.
Soy consciente de que todos, como seres humanos, deseamos tener millones y una vida placentera, creyendo que esa es la felicidad, pero nos hemos de hacer una pregunta: ¿Cuántas personas hemos conocido que teniendo millones tienen más problemas que aquellos que tienen suficiente para vivir en paz y ser felices consigo mismos y con los demás? Me viene a la cabeza el dicho: "Era tan pobre, tan pobre, que solo tenía dinero".
No debemos olvidar la teoría de un filósofo griego al que le preguntaron cuál era el día en el que se sentía más feliz y respondió que todos los días en los que podía ver el cielo. Esto demuestra que el mundo es de los optimistas y los soñadores. Nunca debemos dejar de pensar en todas aquellas personas que se encuentran enfermas, y les pido a ellos que nunca pierdan la esperanza y que luchen con todas sus fuerzas por salir adelante, porque la vida merece la pena vivirla, con dinero y sin dinero, y siempre tratando de ser buenas personas con los que nos rodean.
La sociedad actual nos obliga a mantener la fe, a ver la parte buena de las cosas. Ya lo dijo el poeta alemán Geibel: "La fe es un bello arcoíris tendido entre la tierra y el cielo, pasando por nuestra mente y corazones". Porque cuando se pierde, ¿qué nos queda? Nada de nada. La experiencia nos dice que nunca debemos dejar de soñar? aunque sea despiertos.
