La Provincia - Diario de Las Palmas

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Desde mi isla

Pobreza e ilusiones

Si quieres esconder una cosa, escóndela a los ojos del sol (Proverbio árabe)

Preguntado el músico Yehudi Menuhin sobre su visión del pasado siglo XX contestó: "Si tuviera que resumir el siglo XX, diría que despertó las mayores esperanzas que haya concebido la humanidad y destruyó todas las ilusiones e ideales".

Proyectándolo al presente podemos decir lo mismo los españoles, cuando se volvieron a encender los luceros al comienzo de nuestra enferma democracia. Grano a grano se hace el montón. Grano a grano se ha generado la frustración que lleva al descontento y a la consecuente pérdida de ilusión. Difícil es enumerar los tantos errores que nos han traído hasta esta situación. Políticos mediocres que han cobrado más de cinco mil euros mensuales en las Cortes de España y el Senado pesebrero, cuando el salario medio español es de 655 euros y el salario medio del 40% de los canarios -si es que tienen salario- es de 1.221 euros. Cuando el 12% de los hogares canarios tienen a todos sus miembros en el paro, cuando el 35% de los canarios en el paro llevan, al menos, tres años sin trabajo, con la mayoría de los contratos temporales (se han firmado contratos hasta por un día), la deuda pública supera el PIB, la falta de diálogo continuo para arreglar el problema catalán, la ley mordaza, la preocupante situación de la justicia, la corrupción que como las olas del mar llega un día detrás de otro. El reciente espectáculo en TV de un cuarteto que solo conoce una pieza, aburriendo con su repetición continua, cuando hay tantos temas que quedan por tocar.

Si corres la negra cortina y sales al balcón puedes hacer comparaciones. Y te encuentras que durante la crisis ha aumentado el número de millonarios en España. 471 contribuyentes declararon más de 30 millones en 2013, el doble que en 2007. En Canarias siete canarios superaron los 15 millones en 2007 y en 2012 el número llegó al triple. No ataco lo que ganen estos ricos, me preocupa lo que no ganan los pobres.

No hay nada como el poder de la comparación. Es una medida que coloca frente a frente las vísceras blancas de la riqueza y las vísceras negras de la pobreza. Jacques Roux (El cura rojo del siglo XVIII) lo expresó utilizando el termómetro de la libertad: "La libertad solo es un fantasma cuando una clase de hombres pueden provocar hambre en los demás. Cuando el rico ejerce el derecho de vida y muerte sobre el pobre".

La pobreza es el gran problema de la humanidad. No nos vale alardear de logros mientras los datos de la pobreza se archivan en la despensa de los ricos entre latas de alimentos de fecha caducada. Nuestros políticos, en campaña, hablan de ingresos presupuestarios, pero no de gastos accesorios y por tanto eliminables que se refieren, en su mayoría, a ellos mismos: salarios, pensiones, Senado, duplicidad de Administraciones, prebendas, asesores, instituciones, fundaciones, etc... La pobreza es hoy un largo y seco camino lleno de niños y ancianos, al sol y al frío, huyendo de sus casas arruinadas en busca no ya de una vida próspera, sino simplemente de la vida misma. La vida, ese don que precisamente por ser temporal deber favorecerse su disfrute, que ha sido cortado lentamente por los "ricos", en largas hileras de concertinas, tras cuyo acero se esconden. Hoy, el genocidio de una parte de la humanidad se pasea ante un escenario que Europa ha montado -y pagado- en Turquía, cortando los cables que transmitían las vergonzosas imágenes a los responsables y pasotas, políticos que se preocupan más de la riqueza que de la pobreza.

Nuestros aspirantes a la desteñida cátedra de la Presidencia de Gobierno han acometido el tema de Venezuela con mentalidad de filisteos porque poco caso han hecho anteriormente a los canarios que emigraron a la República, huyendo -precisamente de la pobreza-... No es que sea defendible la actualidad política de Venezuela, pero tampoco lo es el olvido de los presos de Guantánamo, de Egipto, de Palestina, de Arabia Saudí, de Afganistán, de Irak, etc. Tampoco es para alabar las relaciones de un alto dirigente del PSOE con el expresidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, en arresto domiciliario por malversación de fondos públicos. El mismo dignatario que hace poco se ha paseado por el país hermano dando clases de democracia. Tenemos aquí un nuevo episodio de la hipocresía envuelto en la vergonzosa bandera negra que advierte la epidemia.

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