No ha sido el voto útil el que ha dado la vuelta al panorama político y ha dejado a las empresas de encuestas una vez más preguntándose por el método de campo utilizado. No ha sido el voto útil: ha sido el voto del miedo. En los días previos y en alguna ocasión oyendo a personas sobre el posible triunfo de Podemos, creía estar en aquellas primeras elecciones democráticas cuando iban a venir a llevarse todo lo que teníamos, propiedad privada, si ganaba la izquierda, que en el aquel tiempo ya no era marxista, en gran medida, entre el eurocomunismo del PC y el abandonó de la praxis marxista por el PSOE. Y lo peor es que son jóvenes a los que oí estas opiniones o requiebros, como si fuera un eco de tiempos pasados.
Hace días apareció en la prensa un artículo donde destacaba que en España y en 2015, había más ricos que cuando empezó la crisis, proporción que se ha ido incrementando hasta el 9 % en el año pasado. Probablemente en estas cifras no están representados los que no tenían ni tienen nada ahora y antes, pero los que ya tenían han visto incrementado su patrimonio: son 15.000 más ricos ahora, pero su riqueza se ha ido incrementando a medida que en el país se destruía empleo.
Cuando un país vota mantener en el poder a un partido que a cada paso que daba le salía un caso de corrupción y cuando a escasos días de la votación se publican encuentros entre el ministro del interior y el director de la oficina antifraude del parlamento catalán, buscando casos donde poder incriminar y dañar a la parte independentista de la política en Cataluña Cuando la economía no se recupera como decían y que todavía las oficinas del paro están repletas, la precaria situación de los trabajadores con sus derechos mermados por decretos leyes; cuando se hacían públicos los informes de Cáritas con más pobres por kilómetro cuadrado que playas tenemos; cuando todo esto ocurre es que hay gente que se mece en la porquería y es un síntoma muy grave de los pasa. Y no es solo en España donde las encuestas salen malparadas, ha pasado como en otros países de Europa, y el avance de la derecha es imparable. Porque es posible que nos encontremos en una Europa con demasiados problemas por la salida de los británicos y por la subida a los altares de la derecha xenófoba, que es la que vende regiones limpias de extranjeros, libres y vigiladas, valladas y defendidas y sin libre circulación de comunitarios. Han tenido que buscar un espejismo que lo vean todos, como los del desierto y en consecuencia corran hacia el agua para encontrarse con la arena.
