Quizá para paliar que no solemos darnos toletazos fatales, -vaya como detalle que el siglo de los motines en Canarias, desde 1718 a 1847, con medio centenar de asonadas, no hubo un muerto que lamentar-, se deja ese trabajo a otros componentes 'externos', como la enorme farola que cayó ayer en la avenida marítima y que no mató a nadie porque Bentejuí es grande. Alguien debería explicarse.