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Cine 'Jason Bourne'

Hay que matar a B

Creo que será fácil ponernos de acuerdo en que el mayor interés de Jason Bourne se encuentra en su director: Paul Greengrass. Han pasado nueve años desde que Greengrass dirigiera El ultimátum de Bourne (2007), la mejor película de la saga del espía amnésico creado por el escritor Robert Ludlum y continuada por Eric Van Lustbader después de su muerte accidental en 2001. Tras El caso Bourne (2002) de Doug Liman, El mito de Bourne (2004), dirigida también por Greengrass y El legado de Bourne (2012) de Tony Gilroy, Jason Bourne llega a las pantallas de todo el mundo con un doble objetivo: liberar a su protagonista de sus más atroces angustias vitales y reflotar la saga, sacándola del semiolvido en el que se encontraba desde su última adaptación.

Greengrass regresa al cine (y a Bourne) con una tan ambiciosa como abigarrada historia de lealtades traicionadas, persecuciones sin medida y muchas preguntas todavía por resolver, que tiene como telón de fondo un mundo crispado, golpeado por la crisis económica y el colapso financiero (¿les suena de algo?), en la que lo único cierto es que el cineasta británico sabe cómo mantener la atención del espectador utilizando la cámara para transmitir emociones e ideas que, en no pocas ocasiones, llegan a la retina del espectador más rápidas que la historia que pretende contar. Véase, si no, la secuencia de la persecución por las calles de Atenas, una Atenas recreada en Santa Cruz de Tenerife, o la que se desarrolla por las calles de Las Vegas, en la que Greengrass hace de la cámara una coctelera a agitar.

Mientras se ve Jason Bourne es sencillo encontrar referentes en el cine de la saga Bond, pero con bastante más interés, pues Greengrass ha intentado crear algo diferente dentro del thriller de acción pero sin dejar de ser fiel, en cierta medida, a sus directrices. Está claro que ha buscado contentar a todo el mundo entregando una película de acción y de contenido político, económico, social y crítico con la situación actual del mundo a la vez que una película personal que conecte con su primeras obras. No obstante, uno se queda con la sensación de que algunos personajes, como Heather Lee (Alicia Vikander), una experta en cibernética de la CIA, daban juego para mucho más. Entre las ideas más felices está la recuperación del personaje de Nicky Parsons (Julia Stiles), el único que repite de las entregas anteriores, junto a Bourne (Matt Damon).

Ya estoy prácticamente acabando y aún no les he dicho de qué va la quinta película de la saga Bourne. Se los diré con una cita de Ian Fleming, extraída de una de sus doce novelas y nueve historias cortas protagonizadas por James Bond, que para el caso sirve igual: "¿De qué va todo esto? Nos quieren liquidar, respondió Bond con calma. Así que debemos mantenernos con vida". Hagan ustedes lo mismo.

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