La Provincia - Diario de Las Palmas

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Zigurat

Navidad electoral

En la reciente fracasada sesión de investidura a presidente, se ha constatado que no solo es política lo que se necesita para alcanzar pactos; no necesitan negociaciones, ni confrontar programas, ni sentarse y no levantarse hasta que les duela el culo; o lo que es lo mismo, que se pongan de acuerdo, un acuerdo de mínimos para poder empezar a gobernar este país que parece acostumbrarse a caminar solo sin gobierno y sin líderes.

En todo este embrollo de siglas y de personas, es más productiva la empatía que la ideología. Rivera saca pecho, Sánchez se mortifica y Rajoy espera. De las negociaciones entre los dos partidos, PP y Ciudadanos, se infiere que no son tantas las diferencias y sí las confluencias, más por cercanía personal que por programa político. Porque si Sánchez, Rivera y Pablo Iglesias son capaces de hablar y poner encima de la mesa los puntos de unión donde sus programas inciden de manera percutante, no es tan extraño que la derecha gobierne con la izquierda y eso que llaman la socialdemocracia para alcanzar con los grupos nacionalistas un pacto de gobierno que, así y de entrada, no tendría un recorrido largo, porque son demasiadas cosas las que separan a los nacionalistas del gobierno en funciones.

Tragar con la petición de los nacionalistas vascos del PNV de reconocer su nacionalidad y gobernar desde esta premisa es tanto como aceptar el "problema catalán" en su integridad. Y en Cataluña no están las cosas como para un acercamiento con los políticos soberanistas desautorizados por el Constitucional que ha quebrado la hoja de ruta del independentismo y a cuya desobediencia puede seguir que el Estado tome otras medidas que para nada contribuirían a la paz y la unidad de la España de unos y de la Cataluña de otros.

Pero lo que en estos momentos preocupa profundamente a los parlamentarios no es precisamente que el paro subió de nuevo, que todavía hay gente haciendo las maletas, que la sanidad está como está, que el paro juvenil y de mayores alcanza cotas preocupantes? no, lo que ahora quita el sueño es aprobar una ley para que se pueda votar en una jornada que no sea Navidad, porque con el enfado que tiene el votante ante estos desmanes se quedan solos con sus urnas.

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