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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Dos palmeras y un destino

Las palmeras de Oramas recién derrotadas por la falta de agua y el agotamiento de sus raíces no son más que una extensión medular del artista, que también cayó bajo una sucesión de desgracias: la orfandad, la pobreza y la tuberculosis. Los troncos agrietados sobre la pendiente del Risco hacia el Guiniguada engordan, más que cualquier otra metáfora, la virulencia de un destino, que es la pavorosa necesidad de esta ciudad de afear todo lo que es bello. Este artista extraño, tocado por una suerte estética frente a los sinsabores materiales que le atosigaron, pintó un paisaje lleno de luz desde el corredor del Hospital. Y son sus cuadros los que nos sirven para rememorar un espacio desaparecido, ahora abandonado, invadido de asfalto y vehículos, lleno de cadáveres de piedras, de tierra seca y de restos de plantas agónicas. Estas palmeras gemelas, sin gota de agua, hermanas o primas de otras ya medio ausentes, son engendros de Oramas, al que tampoco el poder político ni la sociedad fueron capaes de ofrecerle una oportunidad: dejaron que se secara de aprendiz de barbero, sin captar la fuerza interior e innata de sus pinturas. El biólogo Carlos Suárez Rodríguez escribía el domingo en este periódico sobre la matanza de árboles y jardines perpetrada en la ciudad desde el siglo pasado. Una centrifugadora que habla aún más de ese destino: hacer lo posible por convertir cualquier trozo de terreno, verde o no, en un parque comercial, en una gran superficie adornada de árboles impersonales, residuales, que no alcanzan el grado de parque o lugar de asueto dominical. En el mismo artículo, el experto recapitula sobre ejemplares y sobre el empeño de unir las casas a un jardín, muchos de ellos con especies únicas facilitadas por barcos de vuelta de América o África. Vista la evolución de la capital en la materia, sólo cabe pensar que Oramas simboliza al hombre que no pudo con los escalones, mientras que sus palmeras lo intentan, pero está visto que el destino es otro.

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