El juego es muy simple. Se trata de acertar donde está la flota y, una vez localizada mediante una combinación de cifras y letras, bombardear sin compasión hasta hundirla. A papel (quién no jugó en el colegio) o en tablero de mesa, 'los barcos' era una distracción que llegaba a su punto más álgido cuando cazabas al azar el portaviones. Del "tocado" inicial se pasaba en pocos minutos al "hundido", ya que ante la imposibilidad de mover la flota del tablero era presa fácil una vez localizada. El inmovilismo es lo que tiene. Aferrarse como lapa a una roca, impasible ante lo que acontece alrededor, cuando un país lleva cerca de un año en 'funciones' es de ineptos.
La zozobra de Pedro Sánchez es el mejor ejemplo del despropósito político. Su enrocamiento le ha llevado al fondo del mar y, por ende, ha provocado un absurdo desgaste en las filas socialistas entre los partidarios del "no" rotundo a Rajoy y los que abogan por la abstención. La negativa de Sánchez de conformar una gran coalición, como existen en otras democracias europeas, ha abocado al país a un disparatado bloqueo, que pasará factura. La misma que sufrirán los socialistas al protagonizar una auténtica guerra civil, que dejará secuelas. En el último lustro, el PSOE se ha dejado en el camino más de seis millones de votos. Todo empezó con la nefasta gestión de José Luis Rodríguez Zapatero que abrió una herida que ahora Sánchez se ha encargado de infectar hasta el punto de gangrenar el partido con más historia de España. El ego infinito del dimitido secretario general del PSOE llega a su fin. En definitiva, Pedro Sánchez, tocado y hundido, ante su incapacidad y desidia por hacer gobierno.
Fe de errores
En la edición del pasado miércoles se atribuyó por error a Claudio Alonso Rohner la autoría del artículo de opinión que lleva título Empresa familiar: soporte de nuestro modelo económico, cuando la firma corresponde a Antonio Fernández.
