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Gente corriente

Merendarse la cena

Dice la vicepresidenta Soraya que los periodistas vamos por la vida merendándonos la cena. Y es verdad. Solemos caminar un paso por delante. Ahora también. Descontado que hay gobierno, a lo siguiente: el presupuesto. Entenderá la excelentísima que tras más de 300 días en Babia, es hora de ocuparse de las cosas de comer.

Por lo menos para ponerle nombre a los disgustos. Los hombres de negro, esos que vigilan desde la triste Bruselas -no tengo un solo recuerdo de estar allí bajo el sol- meten presión. Nada más conocer la decisión del PSOE de abstenerse, sin esperar a la investidura, se tiraron a la yugular. No dejan ni llegar, oye.

Sus razones tienen. No se fían y hacen bien, así que cartita urgente y certificada que ya enviaron a España para demandar al gobierno entrante que garantice el ajuste de 5.500 millones del año que viene.

Bien es verdad que con mucha educación. La carta omite en el encabezamiento "estimados socios chafalmejas", detalle de agradecer aunque sabemos lo que piensan. Después de incumplir todo y más allá, hacen a este país su enésima petición. Además de educados, son incansables.

El asunto ahora es saber cómo y quién pagará el ajuste. Para Canarias, además de lo que nos caiga con medidas generales, que ni miren. Lo que toca aquí es revertir la situación después de cuatro años dándonos por todos lados con los gruesos tomos de los presupuestos estatales.

Y es ahí, en esos tomos, donde se verán o no los compromisos que van lanzando a quien los quiera oír. Al final, los anuncios sobre la agenda canaria, aunque se hagan en sede parlamentaria, valen lo que valen los euros que se consignen en las partidas de 2017. Ni un céntimo más.

Así que, al igual que los periodistas nos merendamos la cena, el Gobierno de Rajoy también tiene una tarea adelantada: cumplir, para empezar, con lo firmado en años anteriores. Es decir, reponer las cantidades que quitó a Canarias de una gran lista de convenios con casos sangrantes como el de carreteras o el de empleo.

Y aquí va otra: cumplir con lo establecido en la ley del REF que viene a decir que las inversiones estatales presupuestadas para las Islas no pueden ser inferiores a la media nacional. Una obligación que se la han pasado por el forro aunque bien es cierto que este último gobierno y todos los demás.

Lo que es un hecho es que tanto con Europa como con Canarias, este gobierno saliente, y a la vez entrante, tiene atragantada la palabra cumplir. Por eso, la Comisión Europea y los canarios, desde puntos geográficos tan dispares, nos fiamos lo que nos fiamos.

Y por eso también, señora vicepresidenta, en ambos lugares nos merendamos la cena. Antes de que se tramite el presupuesto y sin tomar posesión el nuevo gobierno, Bruselas remite su advertencia. En las Islas, sin ese poder, lo que hacemos es recordar las deudas para que lo tengan claro antes de presentar las próximas cuentas.

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