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Rubén Reja

Quique Setién, con un par

Los actos de franqueza y valentía siempre sorprenden, sobre todo, si de forma enérgica incidimos con contundencia en el argumento en cuestión.

Llamar a las cosas por su nombre e ir de cara es una religión que pocos profesan en el siempre exigente planeta fútbol. Escribía un tal Platón que "hay que tener el valor de decir la verdad, sobre todo, cuando se habla de la verdad".

Los entrenadores abrazados con incertidumbre a la cuenta de resultados se la juegan en cada partido. Su subsistencia depende en gran medida del acierto del delantero, de una pifia del defensa y, por desgracia, de un error de bulto del árbitro.

Dirigir un partido no es en absoluto tarea fácil, pero las consecuencias directas que tienen una fallida actuación arbitral pueden mandar al banquillo del paro al más ilustre de los míster. En esto del fútbol nadie es para siempre y la banda de cualquier entrenador es lo más parecido a una silla eléctrica que se activa tras encadenar una racha de malos resultados.

El de negro, tras errores determinantes en el resultado, dejaría de arbitrar como mucho algún partido, pero muy lejos del riesgo que soporta cualquier entrenador.

Las quejas lanzadas por Quique Setién contra los arbitrajes a la UD Las Palmas están más que justificadas. El hecho de que la UD sea el equipo con mayor número de tarjetas de Europa (supera la treintena) no casa con la filosofía de juego que despliega. Algo falla. Las críticas de Setién se han arrojado en el tono más histriónico posible para alcanzar la repercusión de la que carece un equipo pequeño.

Así es Quique Setién, un entrenador, con un par, que quiere romper moldes sin prisas y que ha llevado a la UD Las Palmas a las cotas más altas. Ahora, un año después de su debut, el técnico cántabro ha sabido imponer su doctrina donde la posesión de balón y el rondo son irrenunciables. El hechicero del fútbol rescató a la UD del juego ramplón e insulso y le ha dado la pócima del estilo preciosista y de las victorias.

Setién acaba contrato en junio y, pese a que su renovación será cara, la UD no puede dejarle escapar. La renovación sería el mejor regalo para alguien que ha dado un equilibrio e impronta a una escuadra que enamora.

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