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Gente corriente

Canarias en venta

Porque era un bulo, pero eso de que Trump quería comprar Canarias electrizó a más de uno en los primeros instantes. De un pirado convertido en el presidente más poderoso del mundo no extrañaron demencias de esta altura. Cosas así vienen en el manual de instrucciones de los chiflados que comparten página con los misóginos, racistas y mentirosos.

Pasto inmediato y masivo de las redes sociales, la trola tenía su nivel: a cambio de que las Islas se convirtieran en colonia americana durante 50 años, este personaje pagaría todo el déficit que España debe a Europa. No me digan que el negocio, aun fantasioso, no sería atractivo para algún dirigente nacional.

Me apuesto un muñeco diabólico de nombre trumpito que al menos durante cuatro segundos alguno sopesó la idea. Esos que arrastran por los ministerios una bola encadenada a los pies cada vez que le hablan de las peculiaridades canarias, del REF y de disposiciones especiales que deben incluir las leyes para salvaguardar nuestro estatus.

Los mismos que piensan que nos quejamos de vicio y que ya es un extra permitir que tengamos una menor presión fiscal y un trato diferencial con la UE. Aquellos que consideran -y créanme que esto no es ficción porque existen- que los canarios somos como moscas cojoneras.

Pero la ilusión de un intercambio de colonias con Trump se desvanece en cuando toca a la puerta el emisario de Rajoy con la agenda canaria bajo el brazo y la orden de desempolvar los euros escondidos a Canarias durante tantos años.

No es que les haya dado un ataque de comprensión o benevolencia. Ni siquiera de compasión. Lo que ocurre es que cada voto cuenta para sacar adelante los próximos presupuestos estatales y la negociación supone un sí del único voto de CC a cambio de, al menos, reponer lo que nos han quitado.

Y de cumplir la ley. Esa que molesta a tanto tecnócrata centralista que pasillea por el Gobierno de España y que obliga a que la inversión en Canarias no sea inferior a la media estatal. Norma que se han saltado lo que han querido que para eso estaba el rodillo con el que el PP ha machacado, hasta su trituración, todas las partidas canarias.

Una solución a regañadientes esta de pactar un mejor trato para las Islas que, de paso y no sea que se convoquen pronto elecciones, intenta reconciliar a los canarios con aquellos que nos han negado el pan, la sal y hasta el aire que respiramos. Así que a falta de un acuerdo imaginario con el lunático de Trump para intercambiar Canarias por las deudas con Europa, bien vale este apaño.

Aunque si nos ponemos en modo fantasía, 50 años bajo tutela americana darían para mucho. Por fin, lograríamos una generación que hablase inglés por los codos, tendríamos vuelos directos con sus grandes capitales y nos empaparíamos de ese sentido práctico tan peculiar que exhiben y que permitiría acabar, incluso, con esas muy nuestras y estériles peleas insulares.

Pero por el contrario, es muy probable que nos convirtamos en el gran casino de Europa a la par que una inmensa base militar, pasaría a la Historia la sanidad y la educación que conocemos hoy, los derechos laborales tendrían el valor de un centavo de dólar y la guanchancha, aunque estrenaría uniforme, se pasearía por las calles con las pistolas muy sueltas.

Así que, a pesar de todo, no creo yo que sea una solución poner Canarias en venta.

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