La Provincia - Diario de Las Palmas

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Música FIMC 2017

Zíngaros, el Quantum y el Quale

Forman el Quantum Ensemble, pero esta idea de cantidad es en su caso inseparable del Quale, la calidad. El violinista David Ballesteros, el clarinetista Cristo Barrios y el pianista, compositor e investigador Gustavo Díaz Jerez -canarios los tres- junto a dos de sus colaboradores habituales, el violonchelista -también isleño- Ángel Luis Quintana y la violista Cecilia Berkovich, han dado uno de los mejores conciertos del Festival. Todos son instrumentistas de primera categoría, con elocuente trayectoria internacional. Sus lecturas concilian el dominio virtuoso del texto con la vitalidad y la pasión creativa que catalizan la atención oyente y se adueñan del espacio acústico por la vía del placer. En una palabra, son formidables.

El emblema del programa, Zíngaros, alude a la música popular húngaro-rumana diversamente transformada en tres obras. En primer lugar, la más literal y efectista en la rapsodia El carnaval de Pest, de Franz Liszt (violín, cello y piano) espectacular y difícil en la locuacidad de los temas, los ritmos y los ornamentos. A continuación, los Contrastes de Bela Bartok (1939) un álbum pluriestilístico en la atonalidad o la disonancia, que combina elementos gitanos españoles, improvisatorios verbunkos húngaros y otras danzas (violín clarinete y piano) en la escritura fascinante de los dos movimientos rápidos, con figuras endiabladas en el último y un lirismo misterioso en el lento central. Interpretación excitante del trío y enorme lucimiento de Cristo Barrios por la gama de ritmos, intensidades y colores de sus clarinetes.

Finalmente, el Cuarteto en sol menor op. 25 de Brahms para violín, viola, cello y piano, primero de los tres escritos para este orgánico. Un obrón de juventud que comienza con acentos heroicos en el primer allegro, se repliega en el Intermezzo con celajes más íntimos y melancólicos, despliega potentes canciones en el andante y se explaya gloriosamente en el rondó alla zingarese del final, expresión exultante del amor de Brahms por el mundo zigeuner del sur de Europa, tan distante de su Hamburgo natal. Los cuatro ejecutantes bordaron la pieza con el despliegue total de sus medios técnicos y una certera versatilidad en las alternativas de carácter. Magníficos en todo el programa, merecieron las aclamaciones de un público estimable en la platea y sus palcos, pero ausente en los otros tres niveles del teatro, sin duda cerrados.

Comentario al margen: el Quantum es el conjunto residente del Auditorio de Tenerife. El de Las Palmas es un famoso timplista...

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