La Provincia - Diario de Las Palmas

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Fernando Canellada

Pedro y Pablo

La tierna intervención de Ana Oramas ha estado plagada de mensajes. Al Gobierno de Rajoy, a los estibadores, a los plataneros, al PP, a los socialistas y a sus compañeros de Coalición Canaria, sin olvidar los rejonazos a Nueva Canarias y a Podemos. En mi experiencia profesional he conocido a pocos políticos tan inteligentes, informados y trabajadores como Ana Oramas. Ya he defendido, sin un paso atrás, que se merecía un ministerio en este nuevo tiempo en el que, según sus palabras, "en España ha cambiado todo". Su conferencia ayer en el Foro LA PROVINCIA / DLP en el Hotel Santa Catalina ha sido todo un ejemplo de comunicación política, en el mejor y más digno sentido de la palabra. Pese al constipado, la diputada por Tenerife que tiene Canarias en su cabeza, y me arriesgaría a decir que media España, se hizo escuchar sin alzar la voz, con sosiego y con espíritu de conciliación. Y sin sombra de duda sobre su buena memoria, a pesar de los analgésicos y la tos.

En medio de una clase política cada vez más desacreditada, se agradecen las excepciones que nos iluminan y mantienen la esperanza en la gestión pública. Y Ana Oramas es una de ellas como acredita en su trayectoria. La confianza que transmite genera optimismo, aunque le sobre un poco de genio y le falte algo de modestia.

Su alegato sobre la regeneración de Coalición Canaria en el Archipiélago y su mitin sobre la importancia del voto nacionalista como defensa de los intereses de Canarias adquieren un especial valor. Ha dado la impresión de que se ha tomado en serio la reconstrucción de la confianza entre los canarios.

En medio de un clamor popular por la regeneración política, como ella afirmó, necesitamos dirigentes que incrementen en sus partidos el número de personas de las que se puedan fiar los demás. El incumplimiento de expectativas por parte de los líderes y la percepción de que no se nos cuenta la verdad motivan el descenso de confianza, desafecto, pérdida de votos y, en definitiva, alientan el nacimiento de nuevos movimientos.

De ahí la importancia de hombres y mujeres que ofrezcan confianza. Ana Oramas ha invocado otros dos nombres: Pablo Rodríguez, vicepresidente del Gobierno, y Pedro Ortega, consejero de Economía, las dos piedras sobre las que se trata de reedificar CC en Gran Canaria. Sobre Pedro y Pablo, como los pilares del catolicismo. Lo ha repetido y lo ha dejado claro para quien lo haya querido entender.

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